Capítulo 24 - El fruto del pasado (Parte 2)

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Misora esperó de pie en el pasillo de madera, fuera de la alcoba de Haneul, con vista a un hermoso jardín japonés. La señora Haneul abre la puerta corrediza y la encara con amabilidad entregándole la vianda de comida envuelta en una tela morada con flores.

— Yo siempre le obsequié cosas a los demás Cazadores, así que... Disculpadme esta vez, pero por ahora tengo...

— No, no, no, no se preocupe...

La mujer hace caso omiso y saca del bolsillo de su vestido morado una cajita pequeña. La abre rebelando dos pares de zarcillos negros platinados que contad de la luz que recibían, se pintaban de un arcoíris. Un par era de esfera y el otro par era de pendientes alargados.

— Me ofendería si no los aceptas, los diseñé yo misma.

— Son... hermosos... Muchas gracias – los toma y los sigue observando –. Quisiera usar los cuatro a la vez.


''¡Cielos, se ven demasiado caros!'' – piensa con pánico.

''¿Cómo voy a devolver este gesto?''


— Es el sentimiento correcto, son dos pares que nunca deben ser separados.

— Lo tomaré en cuenta. Emm... Su nombre, Haneul-san, es extranjero...

— Así es. Haneul, en coreano significa ''cielo'', el amor por el cielo y el medio ambiente hizo que mis padres se enamoraran, así que mi hermano mayor se llamó ''Sora'' (cielo en japonés) y yo ''Haneul''.

Ohhh.

— Mi esposo también tenía un nombre original, se llamaba Uchūko, se escribe con las kanji con la que deletreas ''polvo cósmico'' (宇宙粉).

— Entonces es así como eligieron el nombre de su bebé.

— Así es, lo nombramos ''Estrella fugaz'' porque tenía relación con los nuestros... Si hubiese tenido un segundo bebé, le habríamos puesto ''Nagareboshi (estrella)'' o ''Star'' en inglés...

Aika no parecía convencida de la idea, pero no opinó nada... No es como si la chica fuese experta dando nombres...

— Hay muchas formas de llamar a las estrellas, en realidad. No importa el idioma que sea, lo que importa es el significado del nombre.


***


Ya atardeciendo, los pasos de los Cazadores los llevaban al interior de la montaña, adentrándose en arboladas espesas y altas. El primer grupo, se conformaba por Takeshi y Rin, el segundo con Mei, Jeremiah e Issei, y en el tercero se encontraba Jun y Ryusei que, ya tenían toda la tarde caminando por la montaña.

Todo el recorrido estuvo lleno de miradas curiosas de duendes con orejas mugrientas y pieles grumosas, sin olvidar las sombras sin nombre que pasaban alrededor de vez en cuando. Las brisas que desataban escalofríos a lo largo del cuerpo, al igual que los sentires que daban los fantasmas desolados que se escondían por miedo a ser llevados a la luz por algún Ángel de la Muerte.

— Tranquilos – empieza a decir Takeshi con algo de molestia mientras observa los duendes que mantenían la mirada fija en él –, es su noche de suerte... hoy no hay la especialidad del chef ''cabezas al horno'' – sube las manos a nivel de los hombros demostrando que están desnudas –. Pero no se preocupen mucho, pueden venir ustedes mismos por ellas, si les apetece...

Soñar despierto no crea realidad - Daydreaming not realityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora