Capítulo 10 - Porque gritas suplicando amparo (Parte 1)

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''Necesita ayuda.''

''Pide ayuda.''


El suave eco de una voz familiar, hizo que Aika volteara buscando el origen de donde provenía.


''Ayúdale.''


Encontró su mirada con un cuerpo que no podía ser visualizado debido a que, se envolvía en una hamaca tejida color negro, se acercó mientras que la persona se balanceaba suavemente, al fondo se podía ver el patio de la anterior casa en la que vivían acompañada de sus padres, un lugar lleno de vegetación.

Cuando llegó a la hamaca, escuchó la acelerada respiración de la mujer adentro, deslizó sus manos para abrir el ''capullo'' y poder confirmar si se trataba de su mamá, solo deseaba verle el rostro una vez más... solo por ahora, así fuera en un simple sueño.

Antes de abrirse paso con los dedos, se detuvo al escuchar los ''croar'' que salían del interior, fuertes sonidos que parecían provenir de sapos o ranas muy grandes y gordas.

La expresión de Aika pasó de estar preocupada a enojada, rápidamente destapó la hamaca y una manada de mariposas marrones con dibujos en sus alas acompañadas de ratas y ranas muy flacas de color amarillo corrían desde el fondo del capullo hasta caer al suelo y dispersarse sin orden alrededor, llenando el fondo que se volvió vacío y blanco, convirtiéndolo en un festival de animales veloces y ruidosos.

De mala gana, Misora mira el interior del capullo, lo que habían dejado atrás, algo que no tenía ni la voluntad de poder moverse, un ser abandonado y olvidado en el fondo, instantáneamente se hizo el silencio, ahí donde su vista se había fijado, se encontraba el cadáver de un gato.



Despertó molesta, sentándose en la cama y escondiendo su rosto entre su cabello y manos, de reojo notó a su gato sentado al final de la cama, al parecer, se había acabado de despertar y miraba a su dueña. Movió su vista a un lado y observó a la pelirroja durmiendo tranquilamente junto a ella, sin despertarla se bajó y salió de la habitación.

Caminó un rato por la casa atravesando el pasillo de las habitaciones, luego al salir de ese camino de puertas miró la cortina con estampado de estrellas que cubría la entrada al cuarto de Jeremiah, si te acercabas hacia ella podías percibir el olor a cigarrillo que la inundaba.

Siguió avanzando y llegó a la sala de estar, la chimenea apagada la hizo transportar su mente a otro sitio, el televisor que originalmente estaba ahí, fue movido a otro sitio cuando decidieron convertir el cuarto de estudio en un cuarto de videojuegos (eso fue mucho antes de que Aika llegara). A la derecha al final de la sala, se encontraba un viejo piano blanco que era cubierto por una manta blanca para protegerlo del polvo, el instrumento parecía no caber en aquella sala, como si hubiera sido forzado a formar parte de ese ambiente por falta de espacio o algo así.

Llegó a la puerta que llevaba al recibidor y se sentó en el escalón de madera. Observando sus pies descalzos que, por suerte, se mantenían calientes gracias al calentador, luego detalló los estantes y percheros en los que colocaban los zapatos y los intercambiabas por un par de pantuflas que no maltrataran el piso de madera pulida.

Subió su mirada cuando escucha un forcejeo en la puerta principal, sin levantarse espera a que la persona entre, era de esperar que iba a ser una persona con un gran cansancio debido a la hora a la que esta estaba llegando, eran cerca de las tres de la mañana, Aika solo aguardó. El sujeto entró y sin encender las luces, Ryusei la percibió sentada a un par de metros.

Soñar despierto no crea realidad - Daydreaming not realityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora