Capítulo 15 - Escondrijo (Parte 1)

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Luces tenues, otras de colores que decoraban las paredes y tejado como si fueran laceres, múltiples clickeos, cuchicheos, ocasionales gritos de emoción que intentaban acallar inútilmente, control de impulsos para no destruir el teclado de la tienda cuando ocurría algo que no habías anticipado, máquinas expendedoras de bebidas y snacks, pequeñas cámaras sobre cada monitor, más allá de solo cables y conexiones a internet, era como el propio campo de guerra para los jugadores que se lanzaban esas horas de juego.

Así fuera por ocio, trabajo, desvelo, desestrés, este gran salón se mantenía repleto de personas desde que abría hasta que se despachaban los clientes, al menos que optaran por alquilar un cubículo de la sala de servicio 24 horas.

Entre esas tecleadas y tecleadas, una alarma en un smartphone empieza a sonar junto con una notificación, una mano vestida de un hoodie negro toma el mismo para atender a la notificación. Ryusei, de nuevo con la máscara y gorra, lee la notificación que citaba una ''Inactividad durante más de 3 horas''. Mueve su pulgar y elige ''Recibir escaneo'', se le desplazó a otra pestaña.


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Reporte

Fecha: 29 de abril del 2015.
Zona horaria: Kyoto, Japón. 
Tiempo estimado de inactividad: 03:32:45 Horas.
Hora estimada de inicio de inactividad: 05:56:13 pm.
Energía: Sin conexión con el usuario. 
Cuerpos de calor aproximantes: Ninguno. 
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Inicia el repique de una llamada, pero luego de unos segundos le atiende la contestadora, entonces abandona el teclado, se levanta de la silla y hace una reverencia a los espectadores.

— Muchas gracias por acompañarme hoy, como siempre. Pero, me retiro por ahora.

Los admiradores a su alrededor se extrañaron.

— ¿A dónde vas?

— No ha terminado.

— Aún se puede perder la partida.

— Lo siento...

Se disculpa mientras se coloca la mochila y se retira mientras las personas le dan el permiso, aunque siguieron los cuchicheos.

— Dejó la cuenta del juego abierta.

— Claro, confía en mi para que se la cierre y que ustedes no toquen – dice uno de los espectadores.

— Si juegas en su puesto es ilegal.

— Que nadie toque nada.

— Ah, se rindieron.

En un cubículo del baño, se sienta sobre la tapa del escusado y de su mochila extrae una mini laptop. Aplica un código y abre una interfaz que le muestra las cámaras de seguridad pertenecientes a la casa de Miu.

Busca a la muchacha y a Sorato entre las habitaciones sin tener éxito, solo encontró el teléfono de la chica en el suelo del recibidor. Prosigue y revisa el cuarto del perro y tampoco se hallaba dentro. Ojeó las filmaciones antes de que salieran de la casa y anotó la hora en la que salieron.

Caminando apresuradamente por el estacionamiento de la tienda Paradise of Manga hacia el portón de la salida, hace otra llamada.

— Haiiro, buenas noches.

— Buenas noches, Kodai Ryusei, ¿en qué le ayudo? ♫ – le responde la seria voz de un hombre joven.

— Necesito monitorear a alguien desde la casa de Miu, ¿estás en la empresa?

Soñar despierto no crea realidad - Daydreaming not realityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora