Capítulo 39 - Amor de madre

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El grupo de Cazadores del instituto había terminado sus horas de clases ese jueves, por lo que ahora eran libres de ir a los clubes y atender sus asuntos. Ese mismo día el sensei y la capitana de Kendo, Sana Tokiwa estaban ocupados, por lo que ella le permitió a Ryusei el uso del dojo para él solo.

Y bueno...

¿Conocen el deporte Kendo? ¿No? Equis. No tienen que saber mucho de él para darse cuenta de que estos dos estaban jugando con la sagrada espada de bambú... Un pecado, pero nadie los estaba viendo...

Misora y el Kodai Aoki de vez en cuando venían a practicar, y aprovechando que tenían el dojo para ellos en todo su esplendor, lo que comenzó como una práctica de postura y golpes de espada, terminó siendo una alocada persecución, estocadas y golpes que priorizaban los 4 puntos del Kendo: la muñeca, la cabeza, la garganta y los costados del cuerpo...

Sin embargo, el suelo no era suficiente y los pies de ambos terminaron pisando hasta las paredes, saltando de aquí a allá, aprovechando la velocidad poco humana que tenían para burlar la espada del otro. Aika lograba atinar los golpes, pero mientras ella hacía 1 con dificultad, Ryusei le hacía el doble con la mayor facilidad.

¡Le di! – dice ella cuando logró pegarle en la cabeza.

Pero con un simple avance, le atinaron uno en la garganta con una postura perfecta a pesar que estaban corriendo por la pared. Ese golpe la hizo pisar mal y tropezó las espadas de madera de las repisas y las tumbó al suelo.

¡Ay!

Su distracción le costó un golpe en la muñeca y en la cabeza, por suerte tenía la armadura completa puesta.

Un poco más tarde, ambos se quitaron los cascos y se echaron al suelo para descansar.

— Jaahhh... – la muchacha suspira y voltea su cara hacia él – ¿Y? ¿Qué tal voy? ¿Ya soy una kendoka?

A lo que Ryusei medio sonríe sin aguantarse mucho.

— De que estás aprendiendo sobre este arte, sí. Pero... – se coloca el puño sobre los labios – Casi todo lo haces mal. Jaja. Creo que ni siquiera deberías tener puesto aún el Kengoku (la armadura).

— Aush, ni pensar que lo llamé amable por dejarse pegar en los puntos...

— Hacer eso es algo totalmente común entre sensei y pupilos. Aunque no tengo ningún rango, así que tienes un "sensei" bien falso.

— Eso no me importa. Pero, dígame, ¿qué cosas hago mal?

— Bueno – empieza a prepararse aún sonriente como si le gustara lo que viene –... Hay mucho..., pero comencemos por los principios de este deporte – sube la mano mostrando un dedo en alto –. Ken (espada): a veces te descontrolas y me golpeas con la parte de la espada que no es, además que ignoras dónde está el filo.

— Pero es de bambú, ¿qué filo dice? – le bromea.

— Tai (cuerpo): tu postura no es disciplinada ni la correcta, y te desbalanceas rápidamente. Dar un golpe así será totalmente eliminado del puntaje aunque atines en la cabeza. Los árbitros te destruirán, jajajaja.

Uju, siga, siga – era doloroso, pero estaba escuchando con atención.

— Y... Cielos... el que peor haces de todos, el Zanshin. Debes mantener una concentración completa los 10 minutos, sin dejar de ver al oponente, y sin dejar de estar alerta.

— Yo no lo dejo de mirar ni siquiera ahora – lo cual era cierto.

— Pero apenas atinas un golpe, te pones a celebrarlo y eso está prohibido. Ahí sí no me ves, Jajajaja. Si existieran los ippon negativos, tendrías ahora como menos 30.

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⏰ Última actualización: Aug 01 ⏰

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Soñar despierto no crea realidad - Daydreaming not realityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora