Capítulo 36 - Aleteo del recelo

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— Bien, ustedes me están diciendo que ya no tienen más heridas en su cuerpo.

Dice Ryusei a su equipo después de haber completado una pequeña jornada de sanación para cada uno. Ese momento de paz era en el que se volvían conscientes de sí mismos, Issei estiraba sus brazos y abría y cerraba sus manos, los cayos entre sus dedos desaparecieron gracias a su hermano, pero aún quedaban los dolores musculares. Mei le daba suaves giros a su tronco, antes había luchado haciendo movimientos bruscos para llevar sus alas a cortar al enemigo.

Jeremiah también se había lastimado las manos, y aunque no era tan rápido como Takeshi o Issei, no habían logrado cortarlo. Aika fue aliviada de los dolores en la espalda por las patadas de Zhorot y por haber usado sus puños para reventarle la nuca a golpes...

— Mientras esperamos que Mizuki y Takeshi vuelvan, evaluemos las condiciones generales del equipo – ordena el Kodai –... Y veo que están agotados por hoy, así que creo que iniciar una nueva pelea con el segundo demonio sería...

Mei levanta la mano con decisión. 

— Yo estoy bien para terminar con el siguiente demonio.

— Yo también estoy en esas condiciones – afirma el rubio.

— A mi ya no me duele nada... besides of my ass – expone Jeremiah en forma de broma.

Quizás esperaban la respuesta de Aika sobre eso, pero esta solo los miró con seriedad y sin adjuntar nada.

— Esperen... Ni siquiera sabemos cuál es el siguiente enemigo... – les avisa Ryusei ya que la mayoría se veían entusiasmados de nuevo. 

— Da igual quién sea el siguiente.

Comenta Takeshi incorporándose después de estar en la calle, trayendo a Mizuki consigo.

— Aquí lo que importa es: – se recuesta del hombro de Ryusei apoyando el codo – Si mi enfermera me puede sanar o no cuando me parta la cara.

Con ese ligero contacto con Takayama, una esfera de luz apareció en la frente rota del Cazador como también en otras zonas como sus manos, rodillas y brazos, sanando los raspones, golpes y callos, devolviéndolo físicamente a su estado de salud, igualmente sucedió con Mizuki.

— Jeh – Ryusei suelta un pequeñísimo suspiro sonriente –, yo siempre puedo continuar.  

— No lo digas como si antes no te hubieses echado a morir – le responde satíricamente. 

— Me tomó por una debilidad inesperada – se excusa el líder, pero luego su tono dejó de ser confiado para empezar a expresar una preocupación –... Takeshi--

— Olvídalo – le ordena el otro –, deja eso para después. Que ahora importe el ''presente'' y únicamente el ''presente''.

Ryusei asiente con suavidad aceptando la evasión del miembro respecto a ese tema.

— Bueno, si todos están de acuerdo en seguir...

— ¿Seguro que puedes continuar sanándonos? – le cuestiona Issei. 

— Si puedo.

Responde despreocupadamente y no se había dado cuenta antes, pero la señorita rizada lo miraba fijamente con ojos aburridos e incrédulos a lo que decía, su rostro era claramente una crítica a lo que acababa de decir... Casi como si lo quisiera mandar a callar. 


''¿Desde cuando me ha estado mirando así?''

''No quiero ni preguntarle si quiere continuar.''

Soñar despierto no crea realidad - Daydreaming not realityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora