Capítulo 44

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Dasha.

Las puertas del elevador se abren dejándo a la vista la cueva de Forghini.

Mi tacón golpea contra el mármol y el olor a vodka invade mis fosas nasales causando intriga en mi. Tomo la botella que esta a punto de caer y dejo un largo trago en mis labios.

Exquisito.

Apenas y había una luz adornando el lugar, había bastante comida sobre la mesa así que tomo un puñado de papas fritas comiendo un poco.

Camino hacia el baño al fondo del pasillo, me deshago de mi ropa y me concentro en quitar cualquier rastro de sangre. Lo que parece ser una eternidad después salgo tomando una toalla y dirigiéndome hacia la recamara de Forghini para asaltar su closet.

Conforme subo los escalones comienzo a escuchar gritos y ruidos extraños, tomo la katana que adorna el pasillo empuñandola firmemente y caminando sin hacer ruido. Abro la puerta lentamente alzando mis cejas al ver la imagen frente a mí. 

El colchón parecía que iba a salir volando por los movimientos de Forghini y los gritos de la chica llenaban la habitación. Sonrió negando y camino despacio para tomar una camisa del suelo, los ojos de él chocan con los míos concentrandose en ella nuevamente.

Vuelve a subirlos y los abre exageradamente al verme parada en medio de la habitación. Le sonrió guiñando mi ojo. Sabía que no era mucho de polvos y por eso su carácter de ogro a veces, así que me alegraba que estuviese retomando su vida sexual. Tapa a la mujer cubriéndola rápidamente así que salgo de la habitación.

Que tímida.

Me recuerda a cierto castaño.

- Dasha. - susurra detrás de mi mientras comienzo a abotonar la camisa.

- Espero que estés tapado, no quiero ver desgracias. - mi comentario lo hace enojar por que su gran cuerpo detiene mi paso y me mira enojado. 

- Debiste haber llamado, podría estar follando en la puerta o yo que sé.

Lo miro a los ojos y mira hacia atrás haciendo una mueca. Estaba nervioso, JODER, Forghini estaba nervioso y me estaba preguntando quien diablos era la mujer que lo tendría así.

- Daba igual donde estuvieras follando idiota,  te vería de todos modos. - era por comentarios sin sentidos como ese que me daba cuenta de su estado, rueda sus ojos y bajo al segundo piso colocando mis tacones.

- Podrías haber ido a tu penthhouse o quizá a la mansion que tiene más de diez putos baños y ducharte.

- En el primero están remodelando y en el segundo está mi hijo grandisimo idiota que me espera en las escaleras siempre que llego. - suspira y cruza sus brazos. Tomo mis cosas y vacío lo que queda del vodka en mi boca.

- Simone habló y en dos semanas será la apertura, los Ganci esperan contar con tu presencia. - detengo mi andar y casi gruñó cuando lo escucho.

Odiaba con toda mi alma los eventos y reuniones, prácticamente lo mandaba a él en mi lugar siempre que podía y odiaba básicamente tener que lidiar con las personas.

Antisocial le llamaban.

Soy buena en los negocios, influia en la gente pero me gustaba lidiar con jefes, dueños de, capos y no con gente falsa que solía abarrotar los lugares.

Mi Maldita PerdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora