Capítulo 47

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Alec.

Mi respiración era inestable.

El estruendoso sonido que se produjo desde el interior del baño me tenía con los nervios de punta y mi voz se encargaba de demostrarlo. Jodidamente lo hacía.

- Dasha... abre la puerta. - intento tragar el nudo en la garganta, pero no podía. Tenía miedo de que estuviera lastimada, llevaba tiempo encerrada y por más que golpeaba la puerta no abría.

Una voz en mi interior gritaba que la tumbara y comenzaba a estar de acuerdo.

- Bien, si estas cerca de la puerta retírate porqué que estoy apunto de tirarla. - pasó saliva dando unos cuantos pasos hacia atrás, necesitaba verla ahora.

Uno, dos...

Y cuando estoy a punto de hacerlo, se abre.

La pelinegra dio unos cuantos pasos deteniéndose frente a mí, su rostro estaba sereno, sus brazos descansaban a sus costados y ¡maldición!. - Déjame curar eso. - los nudillos en su mano derecha estaban al rojo vivo, la sangre que salía de ellos era demasiada y podía jurar que había vidrios en ellos, me detuvo antes de que me acercara.

Su mirada era profunda y sentí trascender algo en mi pecho. Tristeza, hostilidad y furia dominaban sus zafiros.

- Es difícil Alec. - murmuró después de mantenerse callada por un largo tiempo, me rehusaba a apartar mi atención de su herida, no podía soportar que me mirara de esa manera, pero tuve que hacerlo.

- Nunca me he preocupado por alguien más que no sea Dominik, no tengo ni las más remota idea de como se debe llevar una relación, desde que era una niña se me prohíbo mostrar mis sentimientos, a tal punto que comenzaba a dudar de su existencia. - sus palabras se clavan en mi pecho causando una sensación de vacío -, después comprendí algo; la razón por la que creo en el amor es por la forma en que yo amo - susurra rompiéndome el corazón.

- Daño a los demás antes de que ellos lo hagan conmigo y me suele importar una mierda lo que piensen de mí. Pero eso no funciona contigo, quiero ser amada de la forma en que yo lo hago y escuchar a la persona que quieres diciendo que eres un monstruo jodidamente apesta. - el malestar en la boca del estomago se intensifica y quiero golpearme por haber dicho eso. Cuando escuchaba a Irina decirlo siempre la recriminaba, no me gusta que se exprese así de Dasha y cuando lo dije me sentía muy molesto.

- Nunca quise decir eso Dasha.

- Lo hiciste... - noto un deje de indiferencia que esconde de inmediato colocando una sonrisa desdeñosa. -... me abriste los ojos, cada vez que alguien se atreva a dañarte de la forma que sea acabará de la misma forma que Vladimir, aquellos chicos y Alik. Y si para ti eso es ser un monstruo, me presento, soy Luzbel. - los pelillos en mis brazos se erizan al escuchar la frialdad en su voz, era como si estuviera viendo a una Dasha distinta, su aura se sentía diferente, más fuerte de lo habitual.

Sentí los pelillos de mi nuca erizarse ante sus palabras, desestabilizándome un poco , por más que quería decir algo no lo lograba, la determinación en sus palabras dejaba en claro que no estaba jugando.

- Estoy molesta contigo como la mierda Alec, pero no por esto pienses que te dejare ir. Eres mío y eso nadie podrá cambiarlo.

Me estremezco tensando mi mandíbula, cada que decía eso mi cuerpo parecía entrar en un sauna y me daba vergüenza que ella lo notara.

Mi Maldita PerdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora