¡Marat∆n!
Dasha.
Han pasado dos días desde que volví de ese "viaje", si es que se le puede llamar así.
Después de que estuve con Alec, esa misma noche fui a la recamara de mi hermano, el hecho de tenerlo de nuevo junto a mí, hace que el vacío que tenia por su ausencia se haya vuelto a llenar. No me di cuenta cuanto lo extrañaba, hasta que lo envolvi en mis brazos.
Retiro mi atención del computador al no estar concentrada, suspiro profundamente dejando caer mi cuerpo en el respaldo de mi silla de cuero.
Desde ese día que estuve con Alec e estado tensa, mi mente y mi cuerpo están alerta, pero se que no es solo eso, dentro de mi, muy en el fondo, he estado sintiendo algo, no se que es, pero sin duda alguna no me agrada, hace que no pueda sacarlo de mi mente.
Necesito dejar de pensar por un momento en elPienso antes de abrir uno de los tantos cajones de mi escritorio, sacando un porro de marihuana. Es cuestión de segundos para que mi cuerpo comience a relajarse, un placer inexplicable recorre mi cuerpo, cierro mis ojos sonriendo, sin embargo gruño cuando esos malditos ojos aparecen en mi mente.
- ¡PUTA MADRE! - mascullo enojada parándome de mi lugar, salgo de mi despacho, no sin antes tomar mi arma y chamarra de cuero.
Necesito olvidarme de el solo unos instantes
Pienso antes de salir dándole un fuerte portaso a la puerta.
(...)
Beso al rubio ¿o es castaño?, bueno no me interesa en lo absoluto, lo único que quiero de él es una follada y ya.
Tomo su cabello alejándolo de mi. - Necesito olvidar. - susurro, el sonríe y asiente, quita mi ropa aventando la a un rincón de la habitación. Sonrió maliciosamente, no sabe lo que le espera, pienso observando mi arma en el suelo.
Alec.
Paso lentamente la fina hoja del libro entre mis dedos, hace un par de horas cuando detallaba la recamara de ella, pude percatarme de este libro, es muy interesante, me agrada, su nombre es lo que me llamo más la atención ¨El día que se perdió la cordura ¨.
Continuo leyendo, hoja tras hoja, tenia tiempo que no hacia esto, eran muy pocas las veces que nos permitían si quiera ver por una ventana, esas mujeres no nos permitían hacer tales cosas, decían que eran ordenes de esa mujer, a ella solo la vi dos veces, tengo muy pocos recuerdos de su cara.
Salgo de mis pensamientos al escuchar un fuerte portazo, el mismo que escuche cuando tomaba una pequeña siesta el cual logro que me despertara
Decido dejar el interesante libro a un lado, quito las sabanas de mi cuerpo y me pongo de pie, con nerviosismo y miedo abro la puerta de la recamara, salgo de ella, no sin antes colocarme unos tenis que ella me dio. Comienzo a caminar por el largo pasillo me detengo abrupta-mente al escuchar voces en lo que parece ser una sala de juegos, me escondo un poco al ver su larga cabellera negra.
- Puedes pedirme lo que quieras Sergei. - escucho que murmura, frunzo mi ceño al escuchar ese nombre, ¿quien es Sergei?, mis ojos tratan de ver mas, pero es muy probable que se percaten de mi presencia si lo intentó.
No se por que estoy haciendo esto, se que si me descubre puede molestarse.
~Vayámonos de aquí Alec.
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Mi Maldita Perdición
Romance- Tranquilo, yo no soy como ellas, no te haré daño, puedes confiar en mi. - mi voz sale suave tratando de trasmitirle confianza, yo no soy así, no soy amable con las personas, no las ayudo, pero con el es diferente. Observo como cierra sus ojos y se...