Alec.
Vuelvo a tomar su bolso y él mío, sus ojos me observan confusa cuando la tomó de la mano para irnos de ahí. No quería caer en provocaciones tontas.
- ¿ Eres sordo imbécil? - estaba molesto y al parecer lo enfureció más el hecho de que actuaba como si él no estuviera ahí.
- Natasha ven aquí. - le ordena casi gruñendo, la castaña se tensa y toma mi brazo mas fuerte aumentando el paso, ¿ por que diablos no había nadie afuera?, una mano se posa en mi hombro y mis sentidos se nublan al sentir un puño impactar mi rostro. Jadeo por el dolor que se expande por mi cara, y el grito de ella logra ponerme más nervioso. Llevo mis dedos hacia mi nariz al sentir algo caliente deslizándose por esta.
MIERDA.
Era muchísima sangre, una explosión de risas me obliga a verlos, los tres se carcajean chocando sus manos. Me negaba a creer que esto fuera real, su comportamiento tan infantil y el hecho de que eran unos completos imbéciles comenzaba a molestar bastante.
Su risa cesa al ver que Natasha se acerca tratando de revisar mi rostro, la aparto amablemente caminando hacia ellos.
- Al parecer el nuevo quiere más.
Había tratado de contar hasta diez como la psicóloga me había recomendado pero no había servido hasta ahora.
Alzo mi brazo y con mi codo golpeo su rostro borrando su estúpida sonrisa, sus amigos me observan con sorpresa y el imbecil mantiene su rostro ladeado. Uno de ellos me lanza un golpe que me toma desprevenido dislocandome, lo observo furioso.
Honestamente sabía que no tenía ninguna oportunidad para ganarles, eran tres contra mí pero la satisfacción que sentía en este momento por ver su nariz sangrando no tenía precio.
- Alec déjalo ya, vam-mos por favor.
Podía escuchar el pánico en su voz y estaba seguro que lloraba. Aún así no era capaz de moverme, me considero una persona civilizada y soy fiel creyente que todo se arregla conversando pero ahora mismo no me sentía así, quería golpearlo y hacerlo pagar por todo el daño que le ha causado a la chica, que se pudriera en la cárcel estaría perfecto.
- Te metiste con la persona equivocada novato.
Mi estómago dolió y el aire abandono mis pulmones, su puño se había clavado fuertemente en mi costado, trato de respirar pero otro golpe en mi mejilla me lo impide.
Una presión en mi pecho comienza a crecer y con toda la fuerza del mundo me enderezco golpeándolo, las sollozos de Natasha y nuestros respiraciones agitadas era lo único que se escuchaba.
Mi garganta estaba ardiendo y el dolor en mi rostro comenzaba a molestarme.
El tipo era músculoso y ni en un millón de años me habría pasado por la mente meterme en su camino, pero ahora mismo la adrenalina se había apoderado de mi sistema y no pensaba mostar mi debilidad.
En un rápido movimiento alzo mi puño rompiendo su labio, sus fosas nasales se inflan y se abalanza contra mi logrando que mi espalda choque contra el asfalto recién regado. Frunzo mi entrecejo y comenzó a devolverle los golpes que me da, estaba cansandome, no tenía ni la mitad de su estado físico y el tipo parecía no cansarse.
ESTÁS LEYENDO
Mi Maldita Perdición
Romantik- Tranquilo, yo no soy como ellas, no te haré daño, puedes confiar en mi. - mi voz sale suave tratando de trasmitirle confianza, yo no soy así, no soy amable con las personas, no las ayudo, pero con el es diferente. Observo como cierra sus ojos y se...