Capítulo 34

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Dasha.

Después de la confesión de Sergei recibí un mensaje de parte del detective con una ubicación de lo que parecía ser un bar, solo que este se encontraba en Kaluga; una pequeña ciudad a doscientos kilómetros de Rusia.

Eso no me detuvo, en lo absoluto.

Fijo mi vista en la carretera escuchando las indicaciones del GPS, estaba impaciente por llegar, trataba de estar relajada pero el cosquilleo entre mis palmas me lo impedía. Solo podía imaginar mis manos apuñalado su cuerpo una y otra vez como lo hice con él.

Unos treinta minutos después estaba ahí, frente a la dirección que Paul me había mandado. Veía como al lugar ingresaban personas de todo tipo y al parecer era más que un bar por el tipo de chicas que ingresaban, conocía de eso.

Bajo del deportivo no sin antes verificar que mis armas estén cargadas, llego hasta la entrada y los ojos del guardia escanean mi cuerpo sin descaro alguno, contengo las ganas de rodar mis ojos y en cambio una sonrisa totalmente falsa se instala en mí al llegar frente a él.

- Buenas noches. - pronuncio mientras camino hacia el lugar.

- ¡Hey!, ¡espera! - la voz del guardia llamándome logra que me detenga.

- ¿Vienes con alguien?, no podemos dejar pasar a las personas asi como así, pero podemos solucionarlo de... -  hijo de perra, este puto lugar no es para nada exclusivo. Estaba a punto de caminar hacia él pero algo me detuvo, o más bien alguien.

- Lo siento por tardar amor, se me hizo algo tarde y... - una voz varonil detrás de mi logra llamar mi atención,  subo mi vista hacía su atractivo rostro deteniéndome unos segundos en él, era alto, fornido y con algunos tatuajes en sus brazos, su piel morena hacía contraste con sus ojos.

- Oh lo siento, ¿pasa algo? - pregunta dirigiéndose hacia el guardia, sus ojos color miel me regalan una mirada llena de complicidad la cual captó enseguida.

- En lo absoluto, él sólo preguntaba si venía sola.

Respondo encogiéndome de hombros, los ojos del guardia nos observan con molestia pero no dice nada.

- Sí es así entremos de una vez que necesito relajarme.

El brazo del desconocido se enrolla en mi cintura mientras nos adentramos al lugar, tenso mi mandíbula apenas siento su toque.

Una vez alejados de la entrada me safo de su agarre y comienzo a caminar por mi cuenta.

- Un gracias es suficiente nena. - tenso mi mandíbula al escuchar lo que dice.

- No pedí tu ayuda, no tengo nada que agradecer.

Inquiero sin más, sigo caminando por el pasillo escuchando cada vez más cerca la música.

- Bueno, si no fuera por mi definitivamente el sujeto no te hubiera dejado pasar y estarías chupando su jodida y vieja polla. - paro bruscamente mi caminata al escucharlo, camino hacia él tomando  su camisa entre mi manos mientras lo pego a la pared.

- ¿Significa que te la tengo que chupar a ti?

Susurro a un costado de su rostro a la vez que ejerzo más presión en su cuello.

Los ojos del moreno me observan llenos de sorpresa y picardía cuando acerco mi rodilla a su entrepierna.

- No lo había pensado desde esa perspe... - en un rápido movimiento golpeo sus bolas fuertemente con mi rodilla viendo como se retuerce en el piso.

- Que te le chupe tu jodida abuela cabron.

Retomo mi camino hasta llegar al interior del lugar, este estaba lleno y la musica retumbaba en cada rincón causando que mi cabeza comenzara a doler.

Mi Maldita PerdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora