Capítulo 14

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Alec.

Mi mente se nublo en ese momento, apretaba mis párpados esperando el fuerte golpe de su parte.

Me lo merecía.

~" - Segunda regla pequeña escoria, nunca cuestiones a tu amo. "

- Alec, ¡abre los ojos carajo!. - mi cuerpo se estremece al escucharla, mis ojos se abren con terror, los sollozos que querían salir de mi garganta provocaban que en mi cabeza se instalara un fuerte dolor de cabeza.

Sus ojos demostraban dolor, algo que sin duda alguna me tenia sorprendido, ¿porque?, no lo sé.

- Alec, Alec, Alec... - murmura mi nombre repetidas veces dramáticamente.

Bajo mi mirada sin poder seguir sosteniendo la suya, e-es tan... fría, hay algo más, un sentimiento que no puedo describir.

- Por ultima vez te lo diré, y creeme de una jodida vez por favor. - habla acortando la distancia entre nosotros unos cuantos centímetros.

Inmediatamente mi corazón comienza a latir desenfrenado, la tensión en mí cuerpo se hace aun mas notable y mis manos tiemblan por su cercanía.

- Nunca, nunca te haré daño, no voy a permitir que alguien te toqué, ya no más, de eso puedes estar seguro, y si esto responde tu pregunta, a cualquiera que se le ocurra hacerte algo, si quiera tocarte un maldito cabello, lo mato.

Subo mi mirada a la suya, en ese momento puedo percatarme que no miente, que se que no bromea, ya me lo a demostrado.

Observo como suspira y relaja su cuerpo, en cambio es imposible que yo haga lo mismo que ella, ya que sus dedos toman mi barbilla y acerca su rostro al mío.

- Sabrás lo que quieras sobre mí, puedes preguntarme lo que desees, pero ahora lo que me  importa eres tú, vamos.

Con un poco mas de confianza, solo un poco, me pongo de pie, tomo el dobladillo de mi playera con nerviosismo, un quejido sale de mí al sentir ardor en mi torso y espalda.

- Vamos, dejame ayudarte. - aunque me oponga se que es imposible que yo lo pueda hacer.

Mis orejas y mejillas hierven de vergüenza al sentir sus dedos rosar mi piel, alzo mis brazos y ella desaloja la playera de mí.

- No es necesario que te desnudes, solo retira tu pantalón y listo.

Dasha.

- Tendré que retirar las vendas de tu cuerpo, cuando salgas pondré nuevas.

Mascullo, el solo asiente, me acerco a él y comienzo por su espalda, mis ojos se llenan de fascinación al ver pecas por gran parte de su espalda alta.

Mis dedos comienzan a retirar vendas de su espalda, observó como los pelillos de sus brazos se erizan, logrando una sonrisa interna de mi parte, su piel esta caliente, muy caliente.

Una vez termino de quitar las vendas, mis ojos logran captar las grandes marcas de látigos en ella.

Una irá inexplicable se instala en mí, aprieto mis puños y aprieto mi mandíbula llena de odió a todas esas personas que lo han maltratado.

~Respira Luzbel, él se asustara.

Paso saliva y la ganas de repartir besos en su espalda me tienta, el sentir su blanca y suave piel en mis labios, quisiera probar el sabor de él, de su piel.

Salgo de mis pensamientos al ver como sus perfectos hombros se mueven al respirar.

Mi mano se apodera de su hombro sin fuerza, pero aun así, siento su caliente piel.

~ Quisiera besar su nuca, llegando a su cuello, succionando su piel, dejando mi huella en él, pero es casi y lo que mas odio, imposible.

Maldicion, ¿porque no hacerlo?

~ Sera por que le prometiste no lastimarlo, eso implica no hacer nada en contra de su voluntad.

Me recuerdo a mí misma, es cierto, si quiero ganar su confianza tendré que respetar lo que dije, le di mi palabra.

Se voltea al sentir mi mano y quedamos frente a frente, su rostro no sube, ni si quiera los ojos abiertos tiene, reprimió una sonrisa al ver todo su rostro totalmente rojo, malditamente tierno.

~ Este hombre me esta matando, no lo puedo permitir.

Su físico sin duda alguna es atractivo, mas de lo que debería, sus fuertes y musculosos brazos me hacen imaginarme cosas que no debo de pensar, bajo mi mirada viendo su hermoso six-pack.

Comienzo a hacer lo mismo que con su espalda, amo sus malditos lunares en él, es lo mas bonito que e visto en toda mi vida.

~ Maldición, si sigo pensando estas cosas terminaré con él en la tina.

Una vez que acabo, tomo su rostro y lo subo.

- Toma un baño, relajate y trata de que tu cuerpo no se golpeé, el agua esta tibia, lista para que tu cuerpo se regule.

Asiente, sin dejar de verlo, sigo su mirada y lo observo viendo su cuerpo en el grande espejo que adorna el baño.

En su mirada noto dolor, mucho dolor, el mismo dolor que sentí yo al ver el terror en él cuando me acerqué.

- No te martirices más ¿sí?, van a desaparecer de ti.

Artículo, sus ojos miran directamente los míos, y una lágrima roda por su mejilla logrando que vuelva a tensar mi mandíbula.

- L-lo que ma-as anhelo, es-s que desaparesca de mí m-mente, el porque es-stan.

Sin importarme que quizás el se asuste o moleste, me pongo frente a él y mis brazos rodean su cuello, pegándolo a mí.

- Todo va a estar mejor Alec... Juro que si hubiese estado ahí, no hubiese dejado que te sucediera todo eso.

El solo asiente, y rodea mi cintura escondiendo su rostro en mi cuello.

- Gracias.

Lo aprieto a mí, sin dañar sus heridas, y tomo su rostro plantando un beso en su frente.

Me encargare de matar a cada uno de los que lo dañaron, de cada hijo de puta que abuso de él, que disfruto el ver su rostro lleno de lágrimas.

Matare a quien lo dañaron a él y a mi hermano.

Así sea lo ultimo que haga en mi maldita vida.

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Corto, pero aquí esta, pronto se viene un maratón chic@s, estén pendientes.

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Mi Maldita PerdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora