Capítulo 33

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Dasha.

Siento como mi pulso se acelera cada vez más causando que mi garganta comience a quemar.

- ¡DOM!, ¡DETENTE AHORA!

Grito un tanto molesta, hace apenas unos minutos estába disfrutando de un puto helado y de un segundo a otro estaba persiguiendo a mi hijo el cual no debaja de correr detrás de un perro.

Joder.

Al parecer hace oídos sordos porque aún sigue atrás de la cosa llena de pelos que lleva en su osico la comida de Dom. A pesar que el clima se a vuelto frio el sudor comienza a aparecer en mi frente.
Aumento mis pisadas al ver como toma al perro por el cuello y comienza a dejar leves caricias detrás de sus orejas.

Llego algo agitada hasta donde están, mierda, tengo buena condición física pero es cansado correr con dos helados en la mano.

- Aléjate de él Dom, puede atacarte. - hablo acercandome lentamente hasta ellos.

- Mira mamá, es muy juguetón y aparte tiene hambre. - dice lo último con un deje de tristeza en su rostro. Bajo mi vista hacia el perro, joder, era feo.

- Cariño, ya es tarde, tenemos que irnos. - murmuró viendo la hora en el reloj que adornaba mi muñeca izquierda. Los ojos de Dom me miran con angustia cuando me escucha.

- No lo podemos dejar aquí Mamá, míralo... - devuelvo mi vista hacia el perro notando algunas heridas por su cuerpo y la suciedad que había por todo su pelaje, era raro ver a un perro callejero aquí, normalmente los capturan y los eliminan.

- Tienes que ser muy responsable con él Dominik, no sabemos si es peligroso. Si noto que hace algo o lo estropea se irá. - apenas terminó de hablar siento como los brazos de Dom rodean mi cintura.

- Gracias mamá. - suspiro con una sonrisa en mi rostro y dejo un casto beso en su frente.

Volteo hacia un lado al notar dos autos llegar, frunzo mi entrecejo cuando caigo en cuenta que es el mío y el otro es el de los guaruras.

- Señorita. - fijo mi vista en Elijah el cual mantiene -como siempre- su rostro carente de emociones, aún así en su mirada noto cierto nerviosismo.

- Hace unos minutos Forghini llamó y me pidió que la llevara a la clínica de Gura, al parecer su... - aclara su garganta por unos segundos -... el joven Alec sufrió un pequeño accidente en el instituto.

La sonrisa que tenía en mi rostro desaparece por completo al escucharlo,  tenso mi mandíbula tratando de no maldecir frente a Dom.

- Lleva a mi hijo de regreso a casa junto a ese perro, llama a un veterinario para que lo atienda. Y dame las llaves. - murmuró estirando mi mano.

- P-pero forghini dij... - lo interrumpo antes de que siquiera termine. Me acerco lentamente hasta a él a la vez que sus ojos se llenan de terror.

- Me importa un carajo lo que él te haya dicho, me entregas las putas llaves y te encargas de que mi hijo esté en casa en, ¡YA!

Pasa saliva y sin más hace lo que le pido.

- Mami, ¿te iras? - volteo hacia atrás topandome con la mirada de Dom.

- Veras cariño, hay una persona que está enfermo y necesito estar ahí con él porque se siente muy mal ¿sí?, volveré lo más pronto que pueda para elegir el nombre de ese individuo.

Susurro frente a su rostro refiriéndome a el perro, asiente con una sonrisa y besa mi mejilla.

(...)

El sonido de mi botas contra la cerámica logra que las miradas de las personas que están ahí se centren en mi, paso de largo y aumento mis pasos al ver la recepción.

Mi Maldita PerdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora