Capítulo 4

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Alec.

Observo la costosa y ordenada habitación en la que me encuentro, toda la noche no pude dormir, mis ojos me gritan que los deje cerrarse un par de horas, pero no puedo, debo mantenerme alerta por si alguien viene a hacerme daño, mi corazón se acelera con tan solo escuchar un ruido.

No se donde estoy, no se porque estoy aquí, no se quien es ella.

Suspiro cansado bajando la mirada a mis brazos maltratados llenos de hematomas, todo mi cuerpo esta igual, cada que hago un movimiento, por mas pequeño que sea, duele.

Y aunque me de vergüenza admitirlo, lo que mas me duele y no me deja estar en paz es mi parte íntima, cada vez que muevo mis piernas, es como si tuviera pequeñas dagas incrustadas, necesitó salir de aquí, pero no quiero que esa chica me haga lo mismo que le hizo ayer a esas chicas, aunque agradezco que me haya sacado de ese lugar.

Mi respiración y mis latidos se aceleran a la vez cuando escuchó como alguien toca la puerta, trago saliva con dificultad cuando observo que la van abriendo lentamente.

- ¿No se le ofrece nada señor? - al escuchar una voz melodiosa mi cuerpo tiembla un poco por el miedo.

- N-no. - logro articular, me trato de poner de pié cuando escucho el pequeño sonido de la puerta ser abierta por completo.

- ¿Seguro? - cierro los ojos y abrazo mis piernas cuando escuchó su voz mas cerca No por favor. Asiento lentamente para que se valla, abro los ojos al no escuchar respuesta y mi cuerpo se llena de miedo al ver lo cerca que esta.

- Eres muy guapo.

Siento mis extremidades doler cuando doy un brusco movimiento para alejarme de ella, en cambio sólo consigo alejarme pocos centímetros debido al dolor que siento ahí.

- Mmm... Y muy tímido por lo que veo, no quieres que te lo quite, digo, la señora esta muy ocupada, no creo que nadie se valla a enterar, o al menos no de mi parte.

Trago saliva nervioso y en segundos la punta de mi nariz arder debido a las lágrimas que se acumulan en mis ojos.

Ya no mas dolor, no más por favor.

- N-no m-me lastim-mes.

Articulo con la voz quebrada, llena de angustia, pero al parecer a ella no le importa porque se empieza a subir a la grande cama.

- Tranquilo que no lo haré, nos divertiremos mucho cariño.

Mi cuerpo tiembla y mi mente se nubla al escucharla, cariño, todas las personas que me tocaron, que abusaron de mi me llamaban así, decían eso para después abalanzarse y satisfacerse a ellos mismos, yo nunca lo disfrute, era imposible negarme, ya que si lo hacia dañaban a alguien que yo amaba, y al final no sirvió de nada, se la llevaron de mi lado.

Dasha.

Subo los grandes escalones para llamar a el chico, es hora de comer y no quiero que se mal pase. Sobre lo que converse con Alik hace unos minutos me tiene sin cuidado, esa zorra se lo merecía, insistió para quedarse a comer pero se lo negué, no quiero que él se incomode, de por si estando conmigo lo hace.

Término de subir las largas escaleras y camino hacia mi recamara en la cual descansa él, entro al pasillo de mi habitación y mi ceño se Frunze al observar la puerta entreabierta.

Mis ojos se llenan de ira al observar como la estúpida sirvienta le tapa la boca y olfatea su cuello.

Hija de puta.

Muevo mis pies rápidamente y me abalanzó hacia ella.

- ¡¡Eres una Zorra!!. - grito en su cara, sus ojos se llenan de miedo y sin perder tiempo mis puños impactan en su rostro lastimándolo, mi respiración es agitada por todo el odio que siento en ella, tomo su cabeza asotandola contra el piso de mi recamara repetidas veces, escuchar los sollozos salir de él aumenta mis ganas de matarla.

Pasan los minutos en los cuales descargo mi odio en ella, mis nudillos se encuentran llenos de su sangre y logra una satisfacción en mí.

Me colocó de pié lista para sacar mi arma de mi espalda, mis dedos cosquillean al sentir la empuñadora de mi arma.

- N-no l-la mat-tes. - mi estómago cosquillea al sentir sus dedos tomar mi muñeca con timidez impidiendome sacarla, cierro mis ojos y tomo una profunda respiración, antes de voltear y observar su rostro lleno de lágrimas.

Algunas todavía se resbalan por sus mejillas, sus dientes aprisionan su labio inferior y se que se esta conteniendo para sollozar.

- Largate de mi casa.

Murmuro hacia ella, la cual no pierde tiempo y con dificultad se va, mis ojos vuelven a su rostro y tenso mi mandíbula por el enojo que siento conmigo misma por no cuidarlo.

- ¿Estas bien?

Aunque se que no lo esta, quiero que me mire y me lo diga.

Siento un escalofrío subir por mi espalda cuando alza sus ojos dejandome apreciarlos y envidiar esas jodidas pestañas. Cierro mis puños al pensar en eso.

- D-deja-ame i-r.

Mi ceño se Frunze al escucharlo y lo observo con mucha cautela.

- No.

Hablo decidida, ¿esta loco?, claro que no lo dejaré ir, se encuentra en mal estado y estoy segura que si lo dejo ir no duraría ni una hora vivo.

- ¿P-porq-que?

Escuchar el dolor y miedo es sus palabras hace sentirme de cierta forma mal, y no entiendo porque, no lo conozco y no debería sentir nada por él, pero verlo me hace pensar todo lo contrario, y es lo que me molesta.

- No te dejaré ir, entiendelo, recuesta te un poco, te traeré un poco de comida.

Le doy una ultima vista a sus hermosos ojos y salgo de ahí rápidamente.

No entiendo que jodidos pasa conmigo, no entiendo porque no lo dejo ir, no entiendo porque lo quiero para .

••••

Listo.

¿Les gusto?

Espero que si.

Trataré de subir el domingo.

No olviden votar y comentario.

¡Los quiero!


Mi Maldita PerdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora