Capítulo 3

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Al estar de lado de su puerta, mis manos la abren observando como al hacerlo inmediatamente su cuerpo se tensa de sobremanera y comienza a temblar levemente.

Realmente no se que hacer, por primera vez en mi vida mi mente se encuentra en blanco. Verlo tan frágil hace que por alguna razón desconocida mi pecho duela, lo cual no me gusta.

Después de haber tenido esa pequeña conversión le dije que no vendría ningún chico, eso hizo que de su rostro se fuera solo un poco esa expresión de terror, pero volvió cuando dije que yo lo ayudaría.

Acerco mi mano lentamente a él, sus ojos llorosos observan mi mano con terror incrustado en el rostro, pasan algunos segundos en los cuales el no responde a mi ayuda, por lo cual decido retirar mi mano lentamente.

Me alejo un poco de el al ver como lentamente sus pies tocan el suelo, miró expectante como su cuerpo deja de temblar levemente, cierra sus ojos fuertemente al tratar de levantarse, lo cual falla.

Sus ojos rápidamente me observan llenos de terror al ver que me acerco, para mi andar y tenso mi mandíbula cansada de su mirada hacia mí.

Después de unos segundos de espera consigue ponerse de pié, da pequeños pasos hacia mí con dificultad, pero sin acercarse, me acerco a la camioneta y la cierro para después colocarme a pocos metros de él.

- Sigueme.

Camino despacio al ver la dificultad con la que camina, y es que aunque quisiera ayudarlo, se que se opondrá, batalle mucho para que se subiera junto a mi a la camioneta.

Abro la grande puerta de mi mansión y me hago hacia un lado para que él pase, sus pasos son tímidos e inseguros, camina en todo momento viendo el piso.

- Señora, buenas noches, des... - una de las criadas sale del pasillo que dirige a la cocina, se calla abruptamente al ver como la fulminó con la mirada, antes de poder contestar, mi vista viaja hacia él, el cual camina con dificultad colocándose atrás de mí, escuchó como su respiración es errática y un poco entrecortada al escuchar la voz de Mine, una de las tantas criadas que se encargan de los deberes de mi casa.

- Ve y toma ropa del cuarto de Alik, y llevalo al mío.

Sin rechistar hace lo que le digo, observo sobre mi hombro como se abraza a si mismo, alcanzo a ver como su pecho sube y baja un poco al escuchar las pisadas de ella alejarse. Y por si se lo preguntan, no, no esta desnudo, traía una sudadera grande y un pantalón de chándal en mi auto, hací que se lo presté.

- Subamos.

Se agarra de las rendijas que tienen las grandes escaleras a los costados, escuchando por lo bajo sus jadeos de dolor.

Mi andar es lento, tratando de que el logre llevarme el paso, admito que estoy controlandome para no ayudarlo, no se que carajos esta pasando conmigo. Llegamos al segundo piso, y lo guió a mi recamara.

- Entra. - hablo alejandome unos metros de él, me dirijo hacia la puerta de mi armario para sacar mi pijama y un cambio de ropa.

Salgo de ahí, no sin antes colocar la contraseña, ya que ahí tengo un compartimento con algunas armas.

Al salir lo encuentro sentado en la esquina de mi cama con el rostro bajo, y sus ojos cerrados.

- Esta sera tu habitación temporalmente, en ese baño tienes todo para aciarte, lo que necesites solo pulsa ese botón que esta en esa pared, una de las chicas vendrá.

Abre sus ojos al escucharme, su rostro se alza y es ahí donde puedo apreciar de nuevo su rostro, en sus ojos puedo notar el miedo que tiene.

- P-por f-favo-or n-no dej-jes que s-se me ac-cerquen. - susurra tartamudeando, logró ver como una lágrima resbala en su mejilla, cayendo al suelo de la mi habitación.

Mi Maldita PerdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora