Dasha
Voy por ti hermano.
Pienso al bajar del avión, respiro profundamente y trueno mis dedos debido al repentino nervio que siento.
Nunca siento esto.
Observo como mis hombres colocan todo en la camioneta, listos para largarnos de ahí.
- Listo señora.
Asiento hacia forghini, subo a la camioneta, y los otros hacen lo mismo, en todo el camino hacia el lugar donde nos hospeda remos, no dejo de jugar con mi arma, estoy muy ansiosa por llegar.
Vaya que Colombia es bello.
(...)
Después de unos cuantos minutos, llegamos a una mansión,o para ponerlos mas en contexto mí mansión, sabía que esta compra no sería en vano, tarde o temprano iba a necesitar esta casa, sin embargo nunca imagine que la causa seria mi hermano.
Entro a la grande mansión e inmediatamente bajo hacia las bodegas.
Al llegar, el tacón de mis botas produce un pequeño y escandaloso sonido, al escucharlo dejan de hacer lo que hacían, para después bajar un poco el rostro, desde mi lugar logro captar como algunos tiemblan, vaya, al parecer los pongo nerviosos, ridículos.
- Esp-pero que su estancia aquí sea de su agrado señ-ñora Lu-uzbel.
Habla uno de ellos en español, con su notable asiento colombiano. Su tartamudeo hace que recuerde a alguien. Sacudo levemente mi cabeza, esto es serio.
Asiento entendiéndolo perfectamente, se tres idiomas, vaya que son necesarios para estos negocios.
- Lo dudo.
Habló, noto como algunos de ellos se estremecen al escuchar mi voz, se que no es algo común, pero no es para tanto.
- ¿Qué han encontrado?
Digo acercándome hacia ellos observando las grandes pantallas que adornan la mayor parte de las paredes, todos los lugares que son de mi pertenecía tienen este espacio dedicado a los hackers, al igual que un campo de tiro y lo más importante, bodegas con armas, son esenciales si quieres sobrevivir en este mundo.
Inmediatamente al escucharme comienzan a teclear.
- Los prostíbulos que hay aquí en Colombia pertenecen a distintas organizaciones, investigamos cada una de ellas, logramos identificar la que tiene a su hermano.
Los pelillos de mi nuca se erizan ansiosa por su respuesta.
- Este burdel no es colombiano, su dueño es ruso, logro expandirse internacionalmente gracias a las personas que prostituye.
Frunzo el ceño al escuchar lo que dice, el que una organización logre expandirse internacionalmente no es algo común de ver, mi Bratva es una de las pocas que existen que lo a logrado.
- El dueño pensó bien, supo atraer la atención del público, que mejor fantasía sexual que follar con alguien que no es de tu país, un extranjero, el cual no habla el mismo idioma que tú, quizás para muchas personas eso es excitante.
Respiro profundamente pensando, se que hay algo mas.
- Nombre del jodido dueño.
Murmuro mirando un punto fijo en el suelo.
- Berdy Gallagher.
Al escucharlo decir ese nombre inmediatamente mi cuerpo se tensa y mi mandíbula duele al apretarla.
Tomo inmediatamente la carpeta que sus manos me ofrecen, comienzo a ojearla, la tensión en el ambiente es notable.
BREDY GALLAGHER.
EDAD: 43 años
LUGAR DE NACIMIENTO: Kazan, Rusia.
Una información que no me interesa sigue después, mis ojos se abren de sobremanera al leer lo ultimo.
HIJOS: 1, sin informacion.
Mierda.
Esto es imposible. No puede ser el mismo, el jodido mundo no puede ser tan pequeño.
Salgo del lugar sin decir una palabra, una vez fuera de ahí mis manos rompen la estúpida carpeta, la información quedo grabada en mi memoria.
Día siguiente...
Mi cabello negro azabache combina con el vestido ajustado que decidí colocarme esta noche, combina con la ocasión, porque vaya que abra muertes. Salgo de la mansión directo a una 4x4, mis hombres suben al igual que yo solo que en otras, un suspiro sale de mis rojos labios al observar como avanzamos para llegar al asqueroso destino.
Mentiría si dijera que no estoy nerviosa, creo que mas que nervios son ansias, tengo mas de cinco años sin ver a Sergei, mi hermano menor.
Salgo de mis pensamientos al ver como nos introducimos a un pequeño callejón, en el cual, al fondo de este un grande local se logra ver, el burdel donde esta mi hermano, bajo las ordenes del padre de Alec.
Sin perder tiempo, bajo de la camioneta llamando la atención de los guardias.
- Buenas noches caballeros.- mi voz sale lo mas amigable posible.
Uno de ellos me examina de arriba bajo, deteniéndose en mis pechos.
Pobre estupido.
Les regalo una ultima sonrisa, para después ver como mis hombres se los llevan, ocupando el lugar de ellos.
- No dejen entrar a nadie mas, saquen a los chicos, apenas vean que salgo junto con mi hermano, explotan este maldito lugar.
Ordeno mientras coloco bien mis armas, asegurándome de que estén cargadas
Asienten, camino adentrándome al asqueroso lugar, cada uno de las perdonas que estaban ahí sacan sus armas apuntando en mi dirección, pero antes de que logren siquiera retirar el seguro de ellas mis hombres les disparan.
Con mi pulso acelerado por la adrenalina que corre en mi cuerpo, camino hacia un pasillo abriendo todas las puertas que hay, mis ojos quedan abiertos de sobremanera y mi cuerpo es incapaz de moverse al ver unos ojos igual que los míos llenos de lagrimas.
- Sergei. - susurro, sus ojos me observan y en segundos siento sus brazos rodear mi espalda.
. D-dash-sha,¿ e-res t-tu?. - susurra en mi oído, asiento, y aunque quisiera abrazarlo por mas tiempo, las circunstancias me lo impiden.
- Sal de aquí, ahí afuera te están esperando mis hombres, rápido, no hay tiempo que perder.
No es necesario que lo repita ya que sale corriendo de ahí.
Cuando estoy a punto de caminar hacia la oficina del padre de Alec, mi teléfono suena.
-Dasha. - un Alik con la respiración acelerada habla, un dolor en mi pecho aparece haciendo que frunza el ceño.
- ¿Que sucede Alik?, estoy a punto de matar a alguien.
- Alec no esta, se lo llevaron.
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Mi Maldita Perdición
Romance- Tranquilo, yo no soy como ellas, no te haré daño, puedes confiar en mi. - mi voz sale suave tratando de trasmitirle confianza, yo no soy así, no soy amable con las personas, no las ayudo, pero con el es diferente. Observo como cierra sus ojos y se...