Capitulo 49

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Alec.


Después de una semana lejos de Moscu al fin habíamos llegado, me había costado un poco despedirme de mis amigos, les prometí que volvería de vez en cuando y viceversa. Dasha estaba mejor, me he encargado de estar a su lado a pesar de decirme mil veces que solo era un rasguño, lo cual claramente no lo era, disfrutaba ser su enfermero personal, sin embargo, era desesperante la manera en la que me sacaba de mis casillas, la mujer no sabia estar quieta.

-   Hey guapo, te extrañe. – Ekatherina me abraza a penas entramos, veo a Sergei besar la cabeza de su hermana susurrándole algo en su oído. Dasha asiente regalándome una mirada antes de encaminarse a su despacho.

-   Así que oficialmente prometidos. – me sonríe con picardía a la vez que nos saludamos, me rio asintiendo, caminando hacia el living.

-   Vamos muchacho, cuéntanos todo.


Jugaba con el papel entre mis dedos, lo encontré en el pantalón de Dasha el día de su accidente, era el mismo papel que había encontrado en la casa de mi madre, si no quería perderlo significaba que era importante, pero ¿por qué?

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Jugaba con el papel entre mis dedos, lo encontré en el pantalón de Dasha el día de su accidente, era el mismo papel que había encontrado en la casa de mi madre, si no quería perderlo significaba que era importante, pero ¿por qué?

-  ¿Listo? – asiento tomando mi chaqueta, nos montamos a la SUV dirigiéndonos a donde sea que este papel diga, Dasha sabía que saldría por que le pedí a uno de sus choferes, le dije que iríamos a visitar a un compañero que ha estado delicado de salud, no me gustaba mentirle, era la primera vez, pero si le decía a donde iba era seguro que nunca sabría lo que este papel esconde.

Descendemos del auto no sin antes agradecerle al chofer, entramos al hospital fingiendo saber hacia dónde nos dirigimos, por el cristal de la entrada podía ver que aún seguía ahí, giramos en un pasillo y buscamos una salida de emergencia, había mucha gente lo cual dificultaba un poco la vista. La mano de Ekaterina se engancha en mi brazo al encontrar la puerta de urgencias, con total discreción abandonamos el hospital y paramos el primer taxi que encontramos.

No paso por desapercibido la confusión del taxista en sus ojos, suspira y arranca el coche de una vez.

-   Necesitamos ser rápidos, si Dasha le llega a preguntar a Sergei de inmediato sabrá que algo no va bien. – la rubia asiente, le dije que no dijera nada sobre a donde nos dirigíamos y no es que no confiara en su novio, lo hago, simplemente entre menos personas supieran, mejor.

El viaje en taxi parecía no tener fin, algunos edificios antiguos y en ruinas comenzaron a aparecer a nuestro alrededor, una sensación de inquietud me comenzó a embriagar, parecía una ciudad perdida, la poca gente que se podía ver en las calles estaba en situación de vulnerabilidad, un hombre mayor dormía sobre la basura abrazado a su gato, el frio en la ciudad había llegado y ver este tipo de escenarios me ponía triste, no todos gozaban de un lugar decente y por lo tanto ponían en riesgo su vida.

Unos bloques aparecen de pronto, las casas eran antiguas y tenían el mismo aspecto que los edificios, el auto para de pronto y después de pagarle, este arranca como si su vida dependiera de ello.

Mi Maldita PerdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora