Capítulo 20

12.3K 1K 193
                                    


Dasha.

Escucho la ronca voz de forghini dándole ordenes a los chicos de reclutamiento, esto se hace cada año ya que el negocio crece y se necesitan nuevos miembros, ya sean dealers también llamados comerciantes o antonegras mejor conocidos como matones, se encargan del trabajo sucio, y cobrar droga. - Traten con respeto a la леди Luzbel.

(леди; señora, dama)


Camino observando a los novatos frente a mí, sus miradas llenas de sorpresa y confusión al verme logran una risa sin humor de mi parte.

~Esperaban un metro noventa con pene, lastima.

Frunzo el ceño al escuchar una voz titubeante frente a mi. - ¿Ust-ted e-s Luzb-bel..? - cruzo mis brazos mientras me acerco fulminándolo con la mirada. - ¿Acaso ves a alguien más? - susurro cerca de su rostro alzando las cejas. Niega pasando saliva. - Ahí tienes la respuesta, yo soy Luzbel.

La mayoría son jóvenes no más de veinte años. Mi vista no se despega ni un segundo de ellos, estoy segura que no tienen idea en lo que se acaban de meter.

- Una vez que estas dentro de la mafia es imposible salir. - hablo lo suficientemente alto para que me escuchen. - A menos de que te estés pudriendo en el en infierno. - dirijo mi mirada hacia el chico refiriéndome a él, lo observo con una pizca de burla.

Cruzo mis brazos y mi mirada se dirige a un chico, alto y fornido, siento su vista en mi desde que entre a este lugar. Ladeó mi rostro tal cual psicópata observando sus ojos directamente, algo no me cuadra de él.

Sonrió internamente al ver como baja su vista. - Pero el que estén en este lugar no significa que ya están dentro, antes deben cumplir dos reglas para pertenecer a la bratva. - anunció sin rodeos.

Son alrededor de veinte chicos los que están frente a mí, la mayoría con una expresión de miedo, se que algunos en estos momentos están pensando en que mierda se vinieron a meter. Su problema.

- Esta noche habrá una carrera al norte de Moscu en la cual yo participare, todos ustedes deberán ir a ese lugar ya que ahí harán su primera tarea. - un hormigueo en mi espalda se hace presente al pensar en esa tarea, esto es tan divertido.

- Lo que harán es deshacerse de los vendedores de Andrey Yerik, han estado vendiendo su mercancía de mierda en nuestro territorio. - murmuro tensando mi mandíbula. - Son blancos fáciles, todos los de su organización tienen un tatuaje en el cuello de un águila.

- Cuando la carrera termine los quiero en este lugar antes de las cinco de la mañana, a cada uno con la cabeza de su víctima.

Sonrió maliciosamente al ver sus caras de espanto, algunos palidecen y otros solo pasan saliva, entre cierro mis ojos al ver como ese alto chico baja el rostro tocando directamente su cuello. Es tan obvio, vamos a divertirnos con  él, de eso estoy segura.

- Espero que no les haya quedado duda de lo que harán, de lo contrarió... - hablo dejando a la vista mi arma fajada a mi cintura. -... atenganse a las consecuencias.

Asienten rápidamente. - ¡No escuché!. - grito tensando la mandíbula.

Colocan sus brazos a sus laterales y alzan su rostro. - ¡Sí señora!.

- Ahora larguense de aquí.

Ordeno con mi ya conocida voz ronca. Hacen lo que les ordeno y en segundos desaparecen del lugar, hago un ademán con la cabeza y forghini se acerca.

Mi Maldita PerdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora