Capitulo 52

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Alec.


La irritación recorre mis venas, el volante se traga todo mi enojo. Su silencio me frustraba de sobremanera. Quería que me diera un argumento lo suficientemente valido, algo que me mostrara que no solo era una de sus malditas órdenes. Estaba harto de eso.

Mi experiencia en relaciones amorosas era nula, pero si de algo estaba seguro era de que la confianza jugaba un papel importante para el éxito de estas. Desde que las cosas comenzaron a cambiar entre ella y yo he tratado de dar lo mejor de mí, ser paciente y confiar en ella. ¿Por qué si ella sabía todo de mí y confiaba en ella no podía obtener lo mismo de su parte? Sabía lo que ese sujeto buscaba con su infantil juego, la parte lógica de mi decía que no cayera, la prepotencia en sus palabras al dirigirse a mi fueron una clara señal de que mi presencia no era de su agrado, me di cuenta de las miradas que le lanzaba a Dasha, decir que ya estaba acostumbrado a que los hombres se le metieran por los ojos era una reverenda mentira, no lo estaba, y me enfurecía saber que ella lo permitiera. No sabía cómo manejar mis emociones al respecto, y por supuesto que no iba a negarme a ese partido, mi orgullo no me lo permitía.

Eso malditamente apestaba, no solía ser un hombre que se dejara guiar por eso. Pero no iba a dejarme intimidar por él, ni mucho menos permitirle pensar que no era digno de Dasha, con un carajo que lo era.

El viaje a la villa se vuelve corto, me bajo con agilidad abriéndole la puerta, sus zafiros son como  imanes, la enfrento por un largo minuto. Ambos serios sin soltar nada. Siento el tan ya familiar brazo de Derek envolverme, le regala una mirada helada al morocho. Trago saliva al verla así, estaba molesta y había algo más. Podía sentirlo.

-          Este muchacho ha metido la pata. – me susurra con diversión. La veo irse, contornea sus caderas perdiéndose en el interior.



Tenía mi corazón bombeando con fuerza, el sudor empapaba mi cuerpo, me agacho de nuevo esquivando el puñetazo, mis pies se mueven, mi respiración errática me advertía que me estaban moliendo

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Tenía mi corazón bombeando con fuerza, el sudor empapaba mi cuerpo, me agacho de nuevo esquivando el puñetazo, mis pies se mueven, mi respiración errática me advertía que me estaban moliendo. Me balanceo huyendo de sus puños, casi sonrió, pero el golpe en mi mandíbula me advierte que no debo confiarme.

-          Necesitas ser mas rápido. – lucho por no rodar los ojos al escuchar de nuevo el mismo comentario. No se que pasaba por mi mente cuando decidí aceptar su invitación, llevaba muchísimo tiempo evitando entrenar box con Derek pero por fin lo había conseguido.

-          Menos erguido Ruso, no estas en una pasarela. – mis músculos estaban adoloridos, el dolor se comenzaba a esparcir por todo mi cuerpo, el sonido de los pájaros roba mi atención ganándome un golpe en mi torso. No lo hacía con fuerza, pero aun así ardía, lo fulmino y me regala una sonrisa.

-          Descansa un poco muchacho. – dice quitándome los guantes. Mis nudillos estaban rojos y adoloridos, recargándome en el barandal respiro llenando mis pulmones de aire. El compás de las olas me mantiene absorto. Estaba obsesionado con las vistas, no podía dejar de mirar, la calma que sentía me brindaba seguridad y tremendas ganas de hundirme en ellas.

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⏰ Última actualización: Jun 06 ⏰

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Mi Maldita PerdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora