Capítulo 10

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Alec

Abro los ojos al sentir los rayos del sol en ellos, me remuevo incómodo en la suave cama y estiro mis extremidades escuchando mis huesos.

Observo como los rayos del sol iluminan todo la habitación dándole un toque acogedor. Quitó las sabanas de mi cuerpo y comienzo a arreglar la grande cama.

Suspiro al terminar.

Mi cuerpo se tensa al escuchar ruidos en la habitación, mi cuerpo tiembla un poco y un miedo se instala en mí.

Con pasos inseguros camino hacia una puerta color negra que queda acordé a la decoración de la habitación. Con mis pulsos a mil por hora tomo el picaporte entre mis dedos y lleno de miedo abro la puerta.

Siento que mi corazón explotara en cualquier momento y caeré al piso por culpa del temblor que me acaba de invadir.

Mis manos tiemblan y mi cara arde debido al sonrojo que cubrió mi cuerpo.

- L-lo sient-to.

Susurro, y cierro la puerta del grande armario antes de que ella logre articular si siquiera algo.

Todo mi cuerpo tiembla, desde mis pies hasta mis manos, un dolor de cabeza en mis sienés se instala y llevo mis dedos ahí sobando.

No se a donde ir, estoy seguro que ella esta molesta, y yo, yo no puedo controlar el pánico que hay en mi cuerpo, no sé que hacer.

Camino hacía la puerta de la habitación, tomo el picaporte entre mis dedos dispuesto a salir.

- ¿A dónde vas?

Los pelillos de mi cuerpo se erizan al escuchar su voz  y siento un nudo en el centro de mi estómago.

Bajo mi rostro avergonzado y con mucho miedo cierro mis ojos.

- Y-yo n-no, esque-e escuch-che p-per.

Decido guardar silencio al ver que solo tartamudeo y no logró articular nada.

- No hace falta que digas nada.

Paso saliva al escucharla, no se si esta molesta, enojada o con ganas de golpearme por no darle privacidad, es muy buena al esconder sus sentimientos, no es que lleve años aquí, solo lo e notado.

Y, sobre si esta molesta por no darle privacidad, creo que esta en todo su derecho, al fin de cuentas el arrimado aquí soy yo.

Sin decir algo más, sale de la habitación.

Que extraño.

Dasha

- Saldrá mañana a primera hora como tu ordenaste.

Asiento como si el pudiese verme.

- Mañana a primera hora aquí Alik.

- Okey.

Cuelgo, y recargo mi cuerpo en el sillón de cuero, suspirando.

Mi Maldita PerdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora