Observo el dolor y tristeza que sus ojos reflejan, mis manos se convierten en puños a mis lados al escuchar sus sollozos.
¡Detenlas!.
Mis ojos arden por todo el enojo y coraje que siento cada vez que el suplica y ellas solo lo golpean con grandes tubos lastimándolo. Abro la puerta de un golpe logrando que su atención caiga en mí.
- De pie. - susurro apretando fuertemente mi mandíbula.
- ¿Quien putas eres tu?, ¿Y porque diablos te tendríamos que hacer caso?. - mi respiración se acelera, y mi cuerpo tiembla de la irá que siento, frunzo el ceño al escuchar su chillona voz.
- Que se pongan de pié... ¡AHORA!. - ordeno alzando mi voz, sus cuerpos tiemblan un poco, pero sus facciones cambian a una de incredulidad.
- Llama a seguridad Lena, está vino a interrumpir nuestro momento. - mis manos se cierran convirtiéndose en puños.
- Se los advertí.
En segundos mis pies caminan hacia ellas, y las tomo del cabello aventándolas al piso, escuchando sus gritos estúpidos. - Q-que te pasa est-tupida.
Ignoro sus palabras, y la punta de mis botas golpean su abdomen repetidas veces.
Matalas, matalas.
Mis golpes se vuelven más fuertes al escuchar voces en mi cabeza, cada segundo que pasa mis oídos disfrutan de sus gritos. Observo como sus rostros se contraen llenos de dolor causandome una gran satisfacción.
Dirijo mi mano a mi espalda baja, sintiendo el frío metal de la glock.
Apunto a la cabeza de la rubia que estaba arriba de él. - Cuando dicen alto es alto. - con toda la ira que siento en mi cuerpo, apunto a su entrecejo disparando.
En segundos hago lo mismo con la puta dos.
Suspiro al escuchar sollozos, y mi piel se enchina al observar como su cuerpo desnudó tiembla en una esquina de la sucia habitación.
Mis ojos son incapaces de parpadear al ver como sus manos toman su cabeza, llorando y cerrando sus ojos fuertemente.
No sé que es lo que estoy haciendo, pero en segundos mis pies caminan hacia donde está.
- Tranquilo, yo no soy como ellas, no te haré daño, puedes confiar en mi. - mi voz sale suave tratando de trasmitirle confianza, yo no soy así, no soy amable con las personas, no las ayudo, pero con él es diferente.
Observo como cierra sus ojos y se vuelve un novillo en el rincón de este sucio lugar.
- Co-confíe en mu-uchas per-sonas y mir-ra donde est-toy. - siento como mi corazón se rompe al verlo así, no se que me pasa con el, soy una maldita mafiosa. - P-por Dios, c-como me pid-des que conf-fie en ti, c-cuando acab-bo de ver, co-como le quitas la v-vida a esa-s personas. - aprieto la mandíbula cuando escucho el terror en sus palabras, observo a mi alrededor y veo todos los cuerpos de las malditas zorras que lo estaban violando, se supone que yo también haría lo mismo, no violaría a nadie, no, solo tendría sexo con el gerente de este lugar, siempre vengo a divertirme aquí, pero cuando vi como lo tocaban y el resignado solo apretaba sus hermosos ojos, sin poder defenderse, sentí demasiado coraje e impotencia, que no me dejo otra opción mas que matarlas.
- N-no me toq-ques po-porfavor. - susurra tartamudiando. - doy unos cuantos pasos hacia él observando como comienza a temblar y llorar mas fuerte. - Te iras conmigo quieras o no.
Murmuro con voz fría.
Me hincó frente a él, y sin poder evitarlo empiezo a alzar mi mano, cierra mas fuertes sus ojos y llora.
Cuando sentí su suave piel, supe que toda mi vida había vivido con las manos vacías.
♠•♠•♠
Mis manos aprietan el volante al escuchar sus pequeños sollozos, realmente no se que es lo que estoy haciendo, no sé porque mi cuerpo se llena de ira cada vez que veo como su cuerpo tiembla lleno de miedo, dándome demasiadas ganas de regresar y matar de nuevo a los zorras hijas de puta.
Saludo con un asentamiento de cabeza a los guardias que cuidan mi casa, y entró dirigiéndonos hacia la entrada, apago la camioneta y suspiro por tercera vez en la noche.
- ¿Podrías bajar?, o quieres que le pida ayuda a uno de mis chicos?. - al terminar su expresión es de shock, y toma un color pálido, su rostro lleno de lágrimas (lo cual hace que por alguna extraña razón mi pecho duela), se llena de terror y comienza a negar frenéticamente.
- N-no por-rfav-vor, N-no dej-jes que m-me hag-gan dañ-ño. - su voz sale llena de miedo y desesperación, rápidamente sus hermosos ojos -que mierda estoy diciendo- se llenan de lágrimas las cuales en segundos caen como una cascada en sus ya húmedas mejillas.
- Tranquilo, ellos no te harán nada, son de confianza. - trato de convencerlo, pero su cabeza niega desesperado, mi mano toma en picaporte de mi puerta para bajarme, pero mi cuerpo se estremece al sentir como unos dedos se enrollan fuertemente alrededor de mi brazo, bajo la mirada observando como sus dedos ejercen fuerza en mi piel, haciendo que vaya tomando un color carmesí.
- N-no, N-no lo hag-gas, N-no deje-es que m-me toqu-uen, y-ya no q-quiero d-dolor en m-mi.
••••
Este capítulo lo escribí con un ojo abierto y el otro cerrado, ¡me muero de sueño, fue una semana MUY pesada, llena de exámenes y mi mente no da para más, pido una disculpa, esperó y comprendan.
Los próximos capítulos estarán MUCHO mejor y MUCHO Más largos, solo que no los quería dejar sin nada, espero y entiendan, un gran abrazo.
No olviden comentar y votar, así como yo no olvidare actualizar.
No se crean, pero si voten!!
ESTÁS LEYENDO
Mi Maldita Perdición
Romance- Tranquilo, yo no soy como ellas, no te haré daño, puedes confiar en mi. - mi voz sale suave tratando de trasmitirle confianza, yo no soy así, no soy amable con las personas, no las ayudo, pero con el es diferente. Observo como cierra sus ojos y se...