Capítulo 35

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Las pupilas de Luzbel se dilataron, comenzo a sentir ese pequeño hormigueo subir lentamente por toda su espalda. Estaba furiosa.

- ¿Sabes?, la primera vez que lo vi me pareció alguien totalmente normal, sólo era un adolescente. - el sonido de sus tacones es lo único que se escucha en la habitación, sube su mano lentamente hacia el rostro de Dasha pero esta se quita antes de que lo haga.

- Hasta que me acosté con él, ¿quieres saber con quién perdió su virginidad? - la mandíbula de la pelinegra se tensa al escuchar la voz llena de burla y descaro de Ágata.

- Callate.

Sisea, estaba deseando con todas sus putas ganas tomar la cuerda que enredaban sus muñecas y ponerlo alrededor de su cuello, quería callarla, siempre lo había querido.

Una pequeña carcajada brota de los labios de la rubia al escucharla.

- Espera que aún no termino, viene mi parte favorita. - baja su rostro hasta el de ella con una sonrisa plasmada en su rostro. - Nada más y nada menos que conmigo... me sorprendió lo bien que se movía para ser sincera, recuerdo sus jadeos cada que vez que lo montaba, sus dulces labios en mi boca, ¡has visto lo sexy que luce con todos esos lunares que tiene!, definitivamente ansío volver a tenerlo.

Sus uñas se encajan fuertemente en sus palmas hasta sentir la sangre salir de estas, su respiración era errática; daba la sensación de que en cualquiera momento explotaría.

- ¿Lo disfrutaste? - el desconcierto se apoderó del rostro de Ágata al escucharla, en segundos su típica sonrisa llena de arrogancia volvió causando algunas arrugas en él.

- No tienes idea de cuánto. - de un segundo a otro la sonrisa de Agata desaparece, su cuerpo comienza a temblar y a moverse desesperadamente al sentir la cuerda alrededor de su cuello.

- S-suelta... - un chillido escapa de sus labios al sentir la presión aumentar cada vez , era tan hermético que le estaba costando respirar.

Los ojos de Luzbel brillaban, estaba disfrutando del sufrimiento de quien era su madre, sabía perfectamente esa sensación de no poder respirar. Analiza la habitación tratando de encontrar sus pertenencias, aumenta su agarre tratando de quitar la cuerda que atan sus pies, consiguiendolo.

- ¿Dónde estamos?

Pregunta lo más calmada posible, quería matarla, lo deseaba pero antes quería hacerla sufrir más.

A unos cuantos metros del lugar un par de adolescentes se acercaban, la chica del cabello azabache traía consigo las armas de Dasha había decidido quitárselas a Vladímir, sabía que era un peligro que él las tuviera.

Dasha.

Agudizo mi oído al escuchar pasos acercarse , con algo de dificultad nos dirigo hacia la entrada pegando mi espalda a la pared el cuerpo de Agata comienza a moverse desesperadamente al escucharlos.

- Si no quieres caer por esa puta ventana es mejor que guardes silencio. - susurro a la vez que tenso mi agarre en su cuello, asiente repetidas veces dejando de moverse.

La puerta se abre provocando que un sonido chirriante se escuche por todo el lugar, un par de adolescentes entran observando el lugar totalmente desorientados, la chica era la misma que me había dejado inconsciente.

Bajo mi vista al notar algo sobre salir de su cadera.

Hija de perra.

La cacha de mi glock sobresalía de su cadera, me molesta demasiado cuando las personas toman lo que es mío.

Mi Maldita PerdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora