Capítulo 38

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Me abro paso entre la multitud sin quitar la vista de las personas a mi alrededor en busca de los chicos, conocía este lugar a la perfección, Forgini y yo lo fundamos hace un par de años. Me había gustado tanto que decidí abrir unos cuantos más, y ahora están en listas de los club's más importantes de todo el mundo, en fin, era un lugar perfecto para olvidarte de todo.

Lastimosamente esta noche sería la excepción, estaba bastante molesta con todos, aún no terminaba de asimilar la jodida broma de Sergei. Tuve que usar algo de fuerza y tendría que hacer una nueva remodelación urgentemente.

- ¡Luzbel!

Dejo mis pensamientos a un lado al escuchar la voz de alguien llamarme, las pupilas de sus ojos estaban dilatadas, su pecho subía y bajaba con gran velocidad.

Podía jurar que mis ojos lucían así, y no precisamente por cocaína, sino que antes de venir me había bebido una botella entera de vodka y mi mente comenzaba a jugar conmigo.

Los labios del morocho besan mi mejilla deteniéndose un par de segundos cerca de mi oído. - ¡Extrabaña verte, hace tiempo que no salimos!

Grita, ya que a causa de la música era imposible que escuchara. Asiento totalmente de acuerdo, su presencia logra que mi enojo se desvanezca ligeramente. Lucas era un amigo de hace algunos años, hemos trabajado juntos un par de veces y salí con su primo hasta que me aburri de él, creo que eso le vino de maravilla a Lucas porqué desde entonces buscaba cualquier excusa para acercarse, no me quejaba, era buen sujeto.

- Vi a Rashel hace rato, no sabia que había vuelto. - me encojo de hombros adueñandome de su bebida ,ríe negando, un pequeño gemido se escapa de mí al sentir el tequila bajar por mi garganta.

Exquisito.

- ¡¿Quien más estaba con ella?! - pregunto colocando mi atención en él, estaba preocupada por mi hermano y por Alec; no quería que ambos fueran a beber demasiado y terminaran metiéndose en problemas, sabía que los guardias sabían de su existencia pero si estaba en mis manos encargarme de ambos, lo haría.

Sigo conversando con Lucas sobre temas variados sin apartar mi atención de la pista.

- Escuche por ahí que tenías un nuevo... - chasquea sus dedos como si tratara de recordar algo. - Carajo, me la pones difícil; amante, distracción, pasatiempo, ¿cómo lo llamarías?

Su sonrisa se borra al ver que me mantengo neutra ante su estúpido comentario. Parpadea repetidas veces y alzas sus cejas con sorpresa.

- ¿Es verdad, tienes...?

Suspiro negando lentamente, paso mi mano por su espalda juntandolo a mí.

- Es algo que no te interesa en lo más mínimo querido Lucas. - odiaba que las personas estuvieran al tanto de mi vida privada, es una de las cosas más valiosas para mí, me sentía expuesta y no por el qué dirán, me importaba un carajo lo que ellos opinarán pero el hecho de que supieran mis putas debilidades me ponía bajo mucha presión y enojo.

- Ya está, vamos. - vacío el liquido en mi boca siendo arrastrada por Lucas a la pista, las luces cambian drásticamente a uno carmesí ambientado cada rincón. Chocamos con algunos cuerpos hasta llegar al centro de la pista, se me olvidaba que aparte de alcohólico también era un puto bailarín y lo hacía de maravilla.

El ruido de la música se apodera de nuestros cuerpos, mis caderas comienzan a moverse de un lado a otro y sus brazos se enredan en ellas. Normalmente no acostumbro hacer esto, siempre estoy arriba observando que todos se mantengan ocupados, ya sea bebiendo, drogandose o teniendo sexo, divirtiéndose y sabía perfectamente como lucia desde allá arriba.

Mi Maldita PerdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora