Sumisa de un demonio

CAP. 31

Reencuentro demoníaco.

Narrador.

La luna llena brilla bañada de luz y pureza.

Eva está parada con las manos detrás de su espalda mirando el abismo donde supo que estaba completamente enamorada aún descubriendo por qué su compañero no cree en el amor.

Respira profundo sin dejar de olvidar aquel chico con ojos rojos que la cautivaron y que ya no puede sacar de su cabeza.

Su mente estuvo llena de pensamientos impuros y llenos de lujuria que le mostraron el camino al placer, le mostraron por primera vez que era el placer.

Su primer amor, su primer chico y su único destino es amarlo hasta que la luna se marchite pero aún está igual, grande y con más brillo que nunca.

Todavía sigue con la mente en el cielo y recordando cada una de las palabras que su compañero le hizo saber, cada una de las cosas que aprendió a su lado y estaba apunto de darlo por muerto cuando escucho unas ramas romperse.

Se puso alerta preparada para correr pero un fuerte viento provocado por una criatura voladora la detuvo.

Unas inmensas y hermosas alas negras, unos ojos rojos, garras y colmillos que los recuerda perfectamente se posaron delante de ella, sus ojos solo miraban a los rojos sin saber quién era o si iba a morir.

_Buenas noches Cuqui.

Habló la criatura haciendo que sus ojos se llenarán de lágrimas dándose cuenta de quién es el responsable de esa voz.

_Rowan...

Cubrió su boca cuando salió a la luz de la luna y pudo detallar perfectamente su cara.

_Por Dios eres tú.

Le toca la cara sin poder creer lo que ven sus ojos, las alas se ocultan y unos brazos la rodean.

Empieza a tocar todo su cuerpo diciendo que eso no es real y con las lágrimas goteando en sus mejillas puso su frente con la del chico uniéndose en un abrazo.

_Estas aquí y eres real.

_Soy yo y soy real.

Más recuperado que antes y con nuevos poderes apareció rowan a dónde su chica.

_Pensaba... Que... No ibas a despertar.

_Tengo un propósito aquí y no iba a durar toda mi vida con los ojos cerrados sabiendo que me estabas esperando.

_¿Tu propósito es amarme?.

_No, dominarte.

_Si eres tú.

Unen sus labios en un beso largo y pasajero que se mantendrá en la mente de cada uno hasta el final de sus días.

Valió la pena esperar casi dos meses a qué esa persona por la que amas y das la vida despierte, no quería estar con otra persona en la vida que no fuera el.

Y el no quería a otra persona que no fuera ella.

Ambos se amaban mutuamente pero eran tan cobardes que no tenían el valor de demostrar lo que sentían y simplemente se quedaba callados con el corazón latir a mil con cada palabra, cada beso, cada sentimiento.