_Muchas gracias Eva.
_Siempre es un placer ayudar.
La noche fue larga pero gracias al cielo rowan no se apareció, no sabía cómo reaccionar o como explicar lo que había hecho.
Mientras tanto ayudo a las monjas con sus deberes. A mi madre le llegaron unas cortinas y accesorios de cristales que están hermosos y estoy ayudando a cargar las cajas.
Les sorprende mi fuerza según ellas.
Mi madre limpia que limpia con la iglesia y yo mirando desde lejos por qué no puedo entrar. No entiendo cómo rowan si puede hacerlo normalmente y para mí hay una barrera invisible que me lástima al momento de acercarme demasiado.
Todo lo que estamos haciendo en el convento me mantiene la cabeza ocupada y no pienso en algunas cosas que me aturden la cabeza.
Probablemente rowan si necesite ese descanso y por eso no a venido por mi o simplemente no le importa. No se cuál de las dos es más razonable.
Terminamos de recoger todas las cajas y me despedí para poder descansar un poco.
No se cómo le diré a mi madre que no estoy aquí por qué rowan se fue de viaje.
Subo las escaleras de los dormitorios y llego a mi habitación, la soledad me recibe, siento que la habitación está caliente así que abro la ventana y las cortinas y el aire fresco la inunda.
Me deshago de mi ropa y me meto a la ducha. El agua fría me relaja el cuerpo y siento como me recupero lentamente.
Al salir me cubro con una toalla y el espejo del baño me peino el cabello.
Pensé mil veces en cortarlo pero no estoy segura además de que es un grano en el trasero estar peina y peina a cada rato.
Me detengo un momento por qué siento que algo me observa, levanto la vista y volteo la cabeza lentamente pero no hay nadie. Su reflejo en el espejo me calienta los pies y vuelvo a voltear la mirada asustada pero no hay nadie.
Me miro en el espejo y me doy cuenta de que estoy quedando loca.
Estoy cansada y me duele la espalda, el estrés es tanto que hasta me está haciendo ver visiones dónde no las hay.
Me visto con lo primero que encuentro y tomo un libro de los estantes que están en mi habitación, me recuesto un poco a leer, aunque no vaya a dormir la cama se siente muy bien.
Con el pasar de los minutos la habitación se va calentando y a pesar de que las cortinas están abiertas el calor es insoportable.
Me levanto de la cama y me siento en la ventana y aún así el calor quiere acabar conmigo.
No me siento bien así que me levanto y me lavo la cara con agua fría, no se de dónde diablos sale ese calor pero no lo puedo aguantar.
Me dirijo hacia la puerta y cuando intento abrirla me doy cuenta de que está atorada, intento una y otra vez pero simplemente la perilla no cede.
Me veo desesperada y seco el sudor de mi frente miro la ventana y cuando intento caminar hacia ella se cierra repentinamente dejándome atrapada dentro casi sin poder respirar.
Intento nuevamente con la perilla pero no sucede nada.
Miro por debajo de la puerta y veo personas caminando.
_¡Oigan! Estoy aquí la puerta no abre.
El corazón se me acelera cuando la oscuridad toma la habitación, estoy asustada y cada vez mi cuerpo suda y suda más.
Le doy golpes a la puerta y empiezo a llamar intentando que alguien me escuche y me saque de aquí.
El caliente se vuelve aterrador y la oscuridad es terrible.
Entonces lo veo.
Mis ojos no se equivocan.
Caigo al piso sentada con los sudores como si fueran agua y el oxígeno agotado.
Sus pies quedan cerca de los míos y apenas puedo abrir los ojos.
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Sumisa de un demonio
FantasyLos demonios invadieron la iglesia, estoy asustada pero también ciertos ojos rojos me cautivaron. Los demonios son seres despiadados que se alimentan de sus víctimas. Yo era una simple chica que amaba a Dios hasta que lo conocí, su imponente figura...