CAP. 32

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_Por Dios no me lo creo eres tú y estás alto y fuerte.

_Callate y besame.

Juntamos nuestros labios nuevamente en un beso lento y apasionado que me dan ganas de más.

_Ya no te puedes alimentar de mi...

_No hace falta, ya estoy completamente recuperado y puedo comer cualquier cosa.

_¿Osea que puedo cocinar para ti?.

_Mejor me quedo con tus orgasmos.

_Eres un estúpido.

Río y lo vuelvo a besar.

_Te extrañé mucho_Confieso.

_Demuestrame que tanto me extrañaste.

Me ayuda a subir arriba de el y toma mis piernas cruzando por su cintura.

La adrenalina y las ganas de que me haga suya se unen a lo mucho que lo extrañé, tomando su cuello y sin soltarlo se quita la quita la camisa aún arriba de el.

Para este hombre no hay nada imposible.

Me baja lentamente y me deja en el suelo, mi ropa lo estorba y la quita dejándome desnuda y también hace lo mismo.

Nos besamos sin detenernos y siento que el también me extrañó en la forma que mueve sus labios por mi cuello y por mis pezones.

Los une y los chupa ambos juntos.

La única testigo es la luna llena.

Lo vuelvo a besar y solo eso falta para estar mojada con su presencia no hace falta más lubricación cuando ya está entrando en mi.

Me besa el cuello y aprieta mis senos mientras se va moviendo a una velocidad que da pena.

No se mueve rápido ni violento si no que lo hace suave y podría jugar que me está haciendo el amor lo hace con caricias y sin dejar de besarme y está vez no le cuesta moverse así.

No le cuesta moverse a esa velocidad que aunque no sea rápida aún así siento el mismo placer, siento lo mismo que cuando me follaba las últimas veces.

_Yo también te extrañé.

Me dice y continua con los besos mojados, caricias y movimientos lentos que me ponen a gemir a mi y a el también, me besa tan lento que permite mi derrame no se cuántas veces.

Me acaricia y masajea mi cuerpo explorando con sus manos y navegando con su lengua, así como si nunca se había detenido hacerlo, como si nunca se detuvo a saborear mi cuerpo como lo hace ahora.

No dura mucho ya que a los pocos minutos se derrama y no aparta sus labios de los míos.

.
.

Era como descubrir algo nuevo en el, sabía cómo hacerme llegar a la luna en menos de nada, lo disfrutaba siempre lo hacía.

Ya no estamos en la cima del bosque si no que estamos en su casa, en su cama y son más de las dos de la mañana y aún seguimos teniendo sexo.

Me besa sin detenerse y me siguen gustando sus embestidas que me dejan la piel de gallina y la vagina húmeda, los besos no acaban y este es el segundo derrame de la noche.

_¿Estás cansada?_Me pregunta y niego.

_No lo estoy, nunca lo hacemos es como si pudiéramos hacerlo toda la noche sin dormir.

_Ahora me comprendes.

Su miembro entra nuevamente en mi causando escalofríos por todo mi cuerpo, se mueve rápido y sin descanso.

Me volteo de perrito y me da otra tanda de embestidas que me dejan locas por todas las veces que me derramé.

Me chupa, me muerde, me ahorca, me maltrata las nalgas, me gime al oído, me dice palabras sucias, me hala el cabello, me da más duro y en pocas palabras me extraña hasta que amanece, no dormimos nada y parecemos como si no hubiéramos durado la noche entera teniendo relaciones.

Nos quedamos en cama prácticamente la mañana entera.

Lo hicimos nuevamente en la cama, en la ducha, contra los cristales y en la sala.

Es como si me hubieran puesto pilas nuevas por qué cuando era una simple humana no tenía ese poder de aguantar a rowan toda una noche.

Lo volvimos hacer en la cocina mientras preparaba algo de comer y no tengo como explicar que nos extrañamos uno de otro y parece que no es así, el no se cansa y yo tampoco.

_¿Sabes cocinar?.

_Mi madre me enseñó de todo.

_Huele a quemado.

_Eres un ridículo.

Se va riendo y me quedo pensando en que haría si el no hubiera aparecido en el momento justo donde más lo extrañaba.

Hizo su entrada dramática como solo el lo sabe hacer.

Fue un poco difícil hacer que rowan coma ya que toda su vida estuvo alimentándose de orgasmos, solo comió un poco y dijo que no tenía hambre.

Se que comerá luego.

Nos quedamos mirando películas en la TV en lo que quedaba de la tarde sin importar mi hogar y sin recordarme que tengo una madre y matará si se da cuenta de que no estoy pero será por una buena razón.

Sumisa de un demonio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora