CAP. 14

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_¿Vas a estar enojada conmigo toda la vida?.

_Seria una perdida de tiempo, lamentablemente me volví inmortal.

No le he hablado por más de un día completo y ya se quiere morir.

Lo que me hizo no tiene perdón de Dios y no pienso perdonar algo así. Pensaba que volvería a entrar en ese coma que tanto me atormento la última vez y pensaba que volvería a pasar.

De solo pensar que tuve que volver a perderlo me pone de muy mal humor.

Solo perderlo me pone los bellos de punta ya que no puedo vivir sin el y si el muere yo también.

_Lo siento, fui un estúpido en hacerte creer que no me volverías a ver pero era necesario.

_¿No podías hablar conmigo como personas normales?.

_¿Cuántas veces no he hablado contigo sobre eso y me has ignorado o simplemente no quieres hablar del tema?.

_Solo déjame por favor.

Escucho sus pasos alejarse, se que soy dura con el pero deberá de aprender a no jugar así con mis sentimientos, lo que quería se logró y para que.

Salgo de la cabaña y coloco mis pies descalzos en la arena, el sol al parecer tiene miedo de salir por qué solo se ve el horizonte.

Me quedo en frente de la playa queriendo arrancar su cabeza por hacerme sentir como me siento, enfadada y triste por qué viví lo mismo que alguna vez me destrozó.

Le doy una vuelta a la playa dejando que la brisa fria eleve los bellos de mi piel, respirar este aire fresco por la mañana me agrada tanto que me relaja inmediatamente.

Recuerdo aquella vez cuando estaba tirada en esa cama sin poder moverme ya que cada músculo de mi cuerpo había perdido su fuerza, todo gracias a ese demonio.

Tardé un buen tiempo en adivinar que era lo que estaba pasando y cuando me di cuenta ya era tarde, el demonio me había encontrado y quería que fuera suya gracias a ese tratado que firmé.

Pero ¿Por qué asesinó a las monjas?.

¿Por qué viví todo como una pesadilla cuando estaba viviendo la realidad?.

¿Por qué yo?.

¿Por qué a mí?.

¿Cómo pudo elegirme a mi cuando había miles de mujeres?.

_Te elegí a ti por qué necesitaba un alma pura y libre de pecados, soy muy exigente cuando se trata de escoger a mis sumisas.

Rowan aparece recostado de una palmera y es obvio que estuvo leyendo mis pensamientos, odio cuando hace eso por qué invade mi espacio.

Lo ignoro mirando a la playa pero su presencia es suficiente para sacarme de quicio.

_¿Que haces aquí?.

_¿Que haces tu aquí?.

_Estoy tomando aire, estoy cansada.

_Si estuvieras cansada no estuvieras aquí.

Me quedo callada pero se posiciona a mi lado.

_¿Sabías que aún sigues siendo mi sumisa?

_Somos marido y mujer, no soy tu sumisa.

_Quiero que sepas que el trato todavía está firmado hasta la muerte.

_Genial.

_¿Que dices si entramos a la playa?.

_El agua está fría.

Busco la manera de que me deje y se vaya.

_El sol no ha salido completamente y aún está un poco oscuro.

_¿Y eso que?.

_Que entraremos a la playa y tendremos sexo.

_No por favor.

Usa su magia y mágicamente me estoy quitando la ropa, quiero rogar pero es estúpido.

Es ese típico hechizo que usó en mi muchas veces que sin detenerme tengo que hace lo que el me pida.

Empiezo a entrar a la playa y maldigo a rowan por qué el agua está fría.

Caminé lo suficiente para alejarnos de la cabaña y que las palmeras cubran este lado de la playa.

Me detengo automáticamente cuando el agua cubre mis senos y todavía sigo bajo su maldito hechizo.

_Rowan quítame esto.

_No hasta que empecemos.

_¿Que quieres dime?.

_Besame.

Que conste que no soy yo, es el hechizo.

Me subo en su cintura y junto nuestros labios, quiero separarme pero está mierda es más fuerte que yo.

_Me gusta cuando estás así, sumisa y tranquila, haciendo lo que yo te pida.

_Te odio.

_Y yo te voy a follar.

Sumisa de un demonio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora