CAP. 3

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Un año después.

Actualidad..

_Necesito que vengas por mi.

_¿Que pasa? ¿Dónde estás?.

Le doy la dirección de la tienda y de la calle.

_¿Por qué no llamaste a tu esposo?.

_Sabes que mataría a todas estas personas.

_Estare allí en unos segundos.

Me quedo parada esperando y mirando a la señora de unos años discutir con la policía por qué cree que le robé una de sus joyas.

_Peluchin..

Me giro en mis propios talones cuando escucho su voz y me alegra tanto de que esté aquí.

Viene con una gabardina negra de cuero, guantes negros de cuero, botas negras altas también de cuero y un jeans negro lo único que resalta y me sorprende en su nuevo loock es su cabello, blanco como la nieve.

Y para terminar tiene un cigarrillo entre los dedos y un bate de madera con miles de clavos de acero.

_Me gusta tu cabello, cuando te lo cambiaste.

_Es mío, el negro no me funciona.

_¿El cabello blanco es tu verdadero color de pelo _le pregunto sorprendida.

_Ajá

_Ya veo.

_Aqui estoy, ¿Cuál es el problema?

_Esa señora de allá creé que le robé.

Alza la vista mientras se da una calada del cigarrillo que sostiene, suelta el humo y lanza la cola del cigarro para peinarse el cabello con una mano, aún así los flequillos le quedan en la frente.

_Oiga señora_La llama y la mujer mira hacia aquí.

_¿Que pasa?.

La mujer se acerca cerrando la puerta de entrada.

_¿Revisó las cámaras?.

_Estan descompuestas.

Se le ve el activismo de miedo en los ojos mientras observa el bate de polar.

_Estan descompuestas..._polar repite lo mismo y empieza a pasarse por la tienda.

Mira la primera cámara y con el bate del madera le entierra los clavos a la cámara y va así una por una hasta terminar con todas.

_Si están descompuestas no hay razón para que estén ahí.

_Por favor ya no hagas más daño.

_Me gusta ese collar, ¿Puedo tomarlo?.

Destroza el vidrio con el bate y entra la mano sacando el collar de oro que reluce en sus manos. Lo miro con media sonrisa sin poder creer lo que está haciendo.

Los policías no están al tanto de esto y polar tiene una suerte blanca que aún no lo han puesto preso.

_Olvidalo ya lo tomé.

Se lo entra en los bolsillos.

_Ahora, saldremos por esa puerta y espero que ninguno de los policías nos detengan_Se acerca a la mujer que empieza a retroceder cuando sus ojos se tornan amarillos de la nada_O te juro que te voy a clavar cada uno de esos en los ojos_Le muestra el bate justo en la cara y la mujer traga saliva.

Tomo bien mi bolso en mis manos por qué esto se pondrá bueno.

_¡Bien Peluchín!_exclama_nos vamos. Disculpe señora si nuestra estadía aquí le sentó mal, fue un gusto conocerla y me gusta su vestido.

Sumisa de un demonio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora