Reacciones, Types, One shots, Drabbles, etc.
***Pedidos Abiertos***
Sólo sumérgete en el mundo de la imaginación.
-Heterosexual
-Ot8
-Pedidos abiertos
-En curso
-Pueden tratarse temas con lenguaje soez, explícito o sugestivo.
-T/n
No se busca sexual...
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-¡Dios mío! Que horrible coqueteas- me dijo Felix, mi mejor amigo.
-¡Claro que no, lo hago mucho mejor tú!- me defendí algo indignada por su acusación.
-¡No es cierto, yo lo hago mejor tú!- siguió diciéndome.
-Oh si, claro que sí, lo que tú digas- le 'di la razón' aunque ambos sepamos que en realidad no pienso eso.
-¡Te digo que es verdad. Puedo hacer que te enamores de mi en dos meses, ya verás!- dijo defendiendo su punto. Lo que no sabe es que no debe hacer nada. Yo ya caí por él desde hace mucho.
-Lo que digas Lix- ya me estaba cansando de esta discusión sin sentido
-¡Te digo que es verdad!- insistió él de manera desesperada, odiaba cuando le hacía esto.
-Bueno... entonces te reto a demostrarlo- dije sin interés.
-Solo no te arrepientas después - dijo más convencido de lo que creí.
-Nunca. Porque sé que no podrás- quise seguir burlándome, aunque de verdad estuviera demasiado asustada porque sabía que terminaría más flechada por él de lo que ya estaba.
-Ya verás, ya verás. Todo el poder de Lixie caerá en ti- bromeó con su dulzura habitual.
Dijo dos meses, así que solo debo aguantar y no tratar de no caer más ante él, pese que me tratará justo como siempre he anhelado que lo haga.
-Lix, ya son ocho. Ya es muy tarde, tu madre seguro se preocupará- le comuniqué.
-Mierda, ya es demasiado tarde. Seguro me regañarán- el miedo en sus ojos fue tan visible y genuino que casi me río, pero hubiera sido muy cruel.
Lo acompañé a la puerta por petición de él, lo que no esperé fue que se despidiera con un beso en el cachete y un guiño. Eso me dejó totalmente descolocada.
A la mañana siguiente cuando salia de mi casa para ir a la escuela lo encontré en mi puerta. Normalmente me esperaba en la parada de autobuses, pero hoy estaba en mi puerta, esperándome.
-Oi, T/n- me recibió y se lo regresé.
Al continuar caminando no hizo nada, todo siguió como normalmente lo hacía, así que pensé que había olvidado su tonta apuesta. Hasta que al subir al autobús puso su brazo cómodamente en mis hombros y me acercó por ellos. Al instante que puse tensa, no lo había olvidado.
