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Género: Fluff Etiqueta: Pink Tipo: One Shot Protagonista: Bangchan Advertencias: - Aclaraciones: En este mundo existe la magia. Inventaré un poco algunos datos para darle sentido a la historia en mi cabeza. Nada es real. A las hadas hombre se les llamará "magos" pues los únicos que encontré que pueden ser hombres son los silfos, y se llaman Wallotes
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Cuidar el bosque es pesado, ¿Pero cuidar a una humana? Chan no quería ni pensarlo, pero debía hacerlo, tenía que proteger a la nueva reina de los bosques, tú, la cuál ni siquiera sabía que en las alamedas había seres místicos, la cuál ni siquiera sabía que era una de ellos.
En el bosque de Chan, siempre se hablaba de la princesa perdida. Hace veinte años hubo una guerra en el bosque, ese día hubo una gran tormenta, con truenos y relámpagos que anunciaban el choque de espadas y muertes de elfos, ninfas, sélfides, nereidas, silfos, tanto Wallotes y Arienes. El bosque entero se unió para librar la batalla que los seres que venían de la oscuridad causaron, todo para poder sacar y ocultar en el mundo humano la única esperanza que tendrían los boscajes, tú.
Nadie volvió a ver a la hermosa bebé, hija del rey y reina del bosque. Sin embargo, su leyenda nunca se perdió y siguen hablando del maravilloso poder que demostró al nacer, un poder que anhelan, regrese y salve a la arboleda de la profunda oscuridad y miseria que los seres de la noche, sometieron al páramo hace veinte años y que aunque se han librado más guerras para salvar lo que queda de su hogar, simplemente su poder no es suficiente. Pues desde que te desterraron, se prohibió el refinamiento de su poder, las escuelas de magia se cerraron, las hadas y magos se encarcelaron, y se dice que algunos murieron.
Pero nadie sabe del mago Rain que hasta ahora era el más poderoso, instruyó al joven Bangchan y trabajó en su magia para poder enviarlo a cuidarte. Pronto, las mejorías de Chan fueron tan grandes que tuvo que sacarlo del bosque, su poder ya se percibía y los seres de la noche podían tomar represalias contra él, pues había hecho algo prohibido, refinamiento de magia.
Por otro lado, en el mundo humano estabas tú, que nunca encontraste un lugar ahí, no entendías porque las cosas que hacía el mundo eran tan horrendas, crueles, banales y aburridas, sólo sobrevivían, no estaban viviendo realmente. Tampoco entendías las voces tan tenues que lograbas escuchar en él bosque, y que de alguna manera te decían que ahí debías estar.
Siempre fuiste una persona pacífica, amorosa, juguetona, leal, protectora. La naturaleza te daba paz, los animales te adoran. Y pareciese mentira, pero en un viaje escolar a las montañas cuando tenías diez y seis años, lograste ver un ciervo, y él te hizo una reverencia, la cuál te dejó petrificada y el ciervo no se movió ni se fue, hasta que tú lo hiciste. Y en todo el viaje, más de ellos te cuidaron, lo sentías, esos tres días en presencia de los "reyes del bosque" te sentías segura, y de alguna manera, sabías que lo estabas.
-¡T/n!- tu amiga Lily- ¿Qué haces aquí?, La barbacoa es por allá - apuntó con su pulgar detrás de ustedes.
Hace unos días habían hecho con sus amigos, un viaje a la playa y para tu suerte, había bosque y mar, y había un lugar dónde ambos se juntaban.
-Lo sé...es sólo...¿El bosque y el mar no te dan paz?- pasaste tu vista del mar a ella en espera de una respuesta.
-Pues sí...nos permite pensar, el sonido de las olas rompiéndose y el silencio del bosque nos dan la paz que la ciudad no. Por eso estamos aquí...¿Pasa algo?- Lily siempre fue así, tan honesta. Tenía las palabras exactas para decirte, y siempre encontrabas lo que querías en ellas.
-No...es sólo... extraño algo- dejaste caer al aire- pero no sé qué- era verdad, siempre decían que dabas esa sensación de melancolía, de tristeza y por más que tratabas de luchar contra eso, sentías que más crecía.
No se dijo nada más. Siempre sentías que Lily te comprendía aunque sea un poquito, después de todo, siempre han sido consideradas las raras y tú círculo social está formado por exiliados, rechazados, personas consideradas raras, y por esa extrañeza no los quieren cerca. Pero tú te sientes cómoda con todos ellos, sientes que puedes ser tú misma, que de una u otra forma te comprenderán.
-Aquí están nuestra princesa naturaleza y la reina vocal- Yedam las recibió.
-Ay cállate, tú y tus apodos raros- Ning Ning se carcajeó.
-Oigan...- Gaeul los llamó y apuntó con un dedo el bosque- ¿Lo ven?- un chico algo alto, corpulento y misterioso los veía desde el bosque. Te veía.
Lo tomaste como la señal que habías esperado para sumergirte en aquel boscaje. Así que comenzaste a caminar en su dirección. Y no te diste cuenta cuándo empezaste a correr.
-¡No, T/n, vuelve!- escuchaste a tus amigos gritar a tus espaldas, pero la voz que venía del bosque, esa voz era más fuerte que los gritos.
Entraste al oscuro lugar, y de alguna manera percibías que algo no estaba bien, la arboleda estaba muy oscura y daba miedo, te daba miedo, algo que los bosques jamás te dieron, ni cuándo se hacía de noche. Pero percibías algo más, una presencia, una que te hacía sentir segura, protegida, esa esencia no te daba miedo, sabías que no te haría nada.
-Sal ya, te puedo sentir- lo dijiste en voz alta. Ciertamente no esperaste que la apariencia de esa entidad fuera tan hermosa. Te quedaste callada por mucho tiempo, solo observándolo y él parecía hacer lo mismo.
-¿Quién eres tú?- preguntó, pero había algo en su mirada y en su tono de voz que te decía que el sabía bien quién eras tú.
-Tú lo sabes- las palabras te salieron más confiadas de lo que creías.
-Tienes razón, te conozco más, mucho más de lo que tú lo haces- no entendías porque sus palabras tenían tanta veracidad. Sentías que él tenía la respuesta a tantas preguntas que a lo largo de tu vida te hiciste y que sin embargo no había respuesta.
-¡T/n!- escuchaste las voces de tus amigos a lo lejos y solo entonces te diste cuenta de cuán profundo fuiste en el bosque.
-El páramo la necesita, mi reina- fue lo último que escuchaste.
-Aquí estoy - no gritaste, no alzaste la voz, pero sin embargo se escuchó tan claramente que tus amigos te encontraron.
-Por dios, mujer, algún día nos matarás de algún susto- Lily exageró- ¿Y porque demonios seguiste a ese chico?, Pudo hacerte algo. Dios T/n- ella tenía razón, pero sentías que en el bosque nadie podía hacerte nada, cada vez que entrabas a boscajes así e incluso más grandes, sentías conocerlos como la palma de tu mano, como si fuera tu lugar, como si...fuera tu hogar.
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Hola dulzuras les habla Anne.
Esta es la primera parte de no sé cuántas, solo sé que me gustará mucho escribirla.
