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-T/n
No se busca sexual...
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Desde que T/n quedó embarazada, Hyunjin descubrió cosas de él que no sabía, que nunca sospechó, ni mucho menos imaginó; por ejemplo, que ver a su mujer embarazada lo prende de maneras que nunca imaginó que lo prendería.
De ante mano sabía que en cuanto la panza le creciera, la vería bonita y quizá tierna, pero no sabía que la vería tremendamente sexy.
— Oh. — Rápidamente la vio cuándo pasó detrás de él, así que se volteó y la atrapó vistiendo una camisa enorme que le llegaba a mitad de glúteos y unas braguitas bastante finas. — Joder. — Maldijo por lo bajo en cuándo la comenzó a analizar.
T/n a su vez, estaba en la cocina totalmente ajena a lo que le sucedía a su esposo a sus espaldas. No tenía ni idea de lo duro que se había puesto sólo con un vistazo a su figura.
La verdad, que Hyunjin aún la deseara embarazada y con una panza de ocho meses era un buen detalle para su ego, pues ella no es la única mujer embarazada en su círculo de amigas y escuchar que los esposos de sus allegadas ya no las tocan en cuánto la panza comenzó a crecer le hizo un nudo en el pecho al imaginarse que Hyunjin haría lo mismo, pero grande fue su sorpresa cuándo él no dejó de tocarla, la acosaba tanto como cuándo no estaba embarazada.
— Hola. — Hyun la abrazó por la espalda hundiendo su nariz en su cuello y acariciando en círculos el vientre ya grande.
— Hola. — Se dejó tocar y acariciar por su esposo, incluso cuándo levantó la camisa y metió las manos debajo de ella.
Cuándo Hyunjin tomó sus senos desnudos y los acarició, entendió hacia dónde iba la cosa. Hyunjin estaba caliente.
— ¿Quieres ir a la habitación? — Le sugirió y Hyunjin gruñó con satisfacción.
— Sí. — Le respondió rápidamente sin miedo a delatar lo mucho que la deseaba en ese momento.
A penas entraron por el umbral, Hyunjin ya la estaba atacando. La besó con fiereza, cómo si se le fuera a acabar el mundo por no darle un beso. T/n se dejó llevar, en ese momento haría lo que Hyunjin quisiera, aunque siendo completamente sinceros, T/n ya no tenía mucha movilidad, ya le comenzaba a costar hacer ciertas cosas en la cama, así que Hyunjin lo hacía por ella.
Con deseo, T/n le levantó el tank top a su esposo en señal de que se lo quitara, y por supuesto, Hyunjin la satisfizo como siempre, dejándole ver todo lo que quisiera.
— Yo también. — La hizo reí mientras tomaba la bastilla de la gran camisa blanca y la elevó más allá de la cabeza, logrando que sacara los brazos y posteriormente, lanzándola a algún lugar alrededor de la habitación.
Casi inmediatamente, Hyunjin se sonrojó por el cuerpo semidesnudo de su esposa. — Eres preciosa. — Le acarició la mejilla lleno de amor.
— Tú me haces preciosa. — Con un sentimiento de posesividad y deseo, Hyunjin la besó una vez más.
Luchando por controlar los deseos lascivos que surgían en él, pues quería ser más dulce y suave con ella, quería tener cuidado al momento en el que la tomaba y hacerlo todo lo más lento posible. Por eso se mordió el labio cuándo T/n le besó el cuello y deslizó la mano dentro sus pantalones.
— Ugh... — Gruñó de placer cuándo T/n comenzó a hacer un ritmo complaciente para él, y vaya que se sentía bien.
Comenzó acariciándolo suavemente de arriba hacia abajo, pasando el dedo por el sensible glande de vez en cuándo. Después de un rato le desabrochó al fin los pantalones dejándolos caer.
— ¿Me ayudas? — Le señaló sus calzoncillos Calvin Klein, e inmediatamente se los bajó liberándose por fin.
Lo tomó otra vez entre sus manos, puesto que ya no podía arrodillarse para él porque pararse sería difícil y rompería el ambiente totalmente, por lo que lo hizo llegar solo con sus manos, y a pesar de todo, Hyunjin estaba bastante contento e incluso le seguía siendo difícil contenerse.
— Te deseo tanto. — Le confesó viéndola a los ojos.
Y era verdad, Hyunjin deseaba todo de ella, desde sus pequeños quejidos hasta su mano apretando la sábana. La quería completa, y la quería ahora mismo.
— Ya no me puedo contener. — Se sinceró.
— Entonces no lo hagas más.
Y así fue, la volvió a reclamar como suya una ve más, totalmente satisfecho con que ella se lo confirmara.
Meses después, cuándo el niño al fin nació, fue el más amado de todo el mundo.
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