Reacciones, Types, One shots, Drabbles, etc.
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Sólo sumérgete en el mundo de la imaginación.
-Heterosexual
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-Pueden tratarse temas con lenguaje soez, explícito o sugestivo.
-T/n
No se busca sexual...
Género: Angust, Fluff Etiqueta: Pink Tipo: One Shot Protagonista: Hyunjin Advertencias: - Aclaraciones: Es la segunda parte de "You are a bet 4". No son idols.
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Siempre creyó que al seguir adelante, lo había superado correctamente, que podía seguir su vida como si no hubiera ocurrido nada, entonces, ¿cómo ahora que lo tiene en frente suyo, su corazón duele igual que en esa maldita época?
— T/n... — Escucharlo llamar su nombre es tan... agonizante, simplemente le aplasta el corazón.
Con intenciones de salir de ahí, sólo se dio la vuelta, huyó, o al menos quiso hacer cuándo su mano, enorme y caliente tomó su muñeca.
— ¿Qué estás haciendo? —Sin planearlo, su voz salió mucho más ofendida y enfadada de lo que creía, es decir, no quería que la tocara, pero no creyó que el temblor de su voz no se notaría.
— Perdón...
— Un... placer volverte a encontrar después de tanto. — Intentó decirle amablemente, pero... ¿realmente puede ser amable con él?
— Te extrañé. — La urgencia en su voz le detuvo, no mucho tiempo después, apenas vio por encima de su hombro y asintió, dándole a entender que comprendía lo que decía; luego, siguió su camino.
No se volvieron a encontrar en unos días, y ella no planeaba salir a la calle a encontrarlo; lo quería lejos, lo más lejos posible, aunque en su interior siguiera resonando la misma frase una y otra vez, como una maldición: "Te extrañé"
No había nada que le estrujara más el corazón y el alma, que negar sus propios sentimientos.
Hyunjin tampoco la estaba pasando muy bien que digamos. La persona que nunca olvidó ha vuelto y no ha podido decirle nada de lo que pensó que le diría, nada de lo que escribió, ni lo que recitó en la íntima soledad de su habitación, de su boca no salió ni una sola palabra de lo que, por años, ensayó, solo dijo lo que había sentido.
La había extrañado, ¡y oh que la extrañó! No hubo un solo día en el que dejara de pensar en ella, en imaginar cuándo volviera a verla.
Tenía todo planeado, sabía como comportarse, que caras hacer, cuáles poses y posiciones tomar, incluso cuándo iniciar el contracto físico, sin embargo, se quedó como un idiota frente a ella.
A la hora de la verdad, no pudo mover ni un músculo, la voz no le salía y solo podía pensar en lo guapa que ella se había puesto.
Porque en las fotos que tiene con ella, es guapa, pero ahora, su yo de veintiséis era etérea.
