Capítulo 39: Adición

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#Número desconocido#

-De seguro ya sabes, pero tu querida rubia va camino a Tailandia junto a Sorn ¿Qué romántico no? -.

Empezar el día de la mierda era mi mejor talento últimamente, era lo primero que vi al despertar, la cabeza me dolía como la mierda y tenía una sed como si estuviera en el desierto, como estaba boca abajo quise levantarme haciendo fuerza con los brazos, necesitaba un trago con urgencia, pero caí automáticamente al intentarlo y entonces recordé lo que había pasado la noche anterior.

Después del quiebre que tuve me vine a casa, casi choco en el camino pero el grupo estaba muy ebrio para notar mi propio estado, mande un mensaje avisado de que me iba y al llegar a casa me encerré en la biblioteca, necesitaba un poco de paz, ya había pasado muchas horas sin consumir y aquel líquido rojizo en la caja de cigarrillos parecía ser la solución a mi problemas, o al menos así fue hasta la cuarta dosis, ya no me hacía efecto como antes así que aumente la dosis con la esperanza de poder dejar de sentir que mi corazón es apuñalado cada segundo.

No sé cómo llegue a mi habitación, pero las marcas en mis brazos decían que había sido muy brusca al inyectarme, pero no puedo negar que si lo necesitaba y por fin pude apagar mis pensamientos el suficiente tiempo para poder dormir...pero ya no había más ¿Qué haría ahora? Necesito más, no podré sobrellevar todo esto sin eso, necesitaba la sensación cálida y al adormecimiento que cada inyección me brindaba y con esa idea en mente valía la pena arriesgarse así que le respondí.

-No lo sabía, por cierto, necesito más dosis-.

-Supondré que ya no te importa y lamentó decirte que ya no hay más, te di las últimas ¿Ya te la acabaste? -

-Solo eran cuatro ¿Cómo que no hay? Se que la venden-.

-Lo hay, pero no para ti-.

- ¿Qué? Si es por dinero pagare-.

-Boba...no es por eso, espero disfrutes de tu sobriedad-.

-Idiota-.

-Cuidadito, si me hablas así no seré misericordioso, eso significa que si te podrás bien te podré dar una dosis-.

-Una dosis no alcanza, necesito más...-.

-Solo eso, ni más ni menos, te las arreglaras-.

Es un imbécil.

- ¿Cuándo podrías dármela? -.

-Ve al lugar de antes, dejaré una cajetilla de cigarros ahí, tengo otras cosas que hacer-.

-Bien-.

Antes de lo esperado ya me había cambiado de ropa lista para ir por la dosis, algo si tengo que agradecer de mi desesperación por la misma y es que en todo ese viaje no pensé para nada en Lisa.

-

-

-

Después de encontrar la dichosa caja volví a casa y entré apurada en busca de mi biblioteca para poder ponerme la dosis en paz, pero supongo que no sería posible.

- ¡Unnie! ¿Cuándo llegaste? -.

-Yo...hace unas horas-.

Mala hora para ser detenida por Chaer.

-Yo me vine antes, aun no me acostumbro al ritmo del clan-.

Actualmente era uno de nosotros y aunque esa idea no me terminaba de gustar era lo que ella quería, aunque en estos momentos pienso más en correr a mi biblioteca que en darle un sermón al respecto.

Hell on the law Jenlisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora