CAPÍTULO 25

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Dereck.

Mi mujer.

Sentí como si me impactarán mil balas en el pecho al momento de escucharla aceptar, muy en el fondo esperaba que no aceptara y poder aclamarle al mundo que es mía y siempre lo será, pase el tiempo que pase. Sentí impotencia y ganas de matar a ese pedazo de imbecil con mis propias manos. Quiero sacar de mi mente la imagen de ella con ese vestido blanco, el puto anillo en su dedo, el beso que no le pude dar yo. Ese maldito se llevó lo que más quiero. Su boda iba a parar, pero me tragué las putas ganas provocando que mi sufrimiento aumentara, así como mi envidia de no ser yo el que estaba junto a ella.

Beso su cuello mientras me deshago de su vestido, me detiene cuando intento quitarle el sujetador. Me empuja a la cama y se da una vuelta.

—¿Te gusta?— asiento— Puedes quedártelo, solo espera un segundo.

Se acerca a mi y me da un beso mientras agarra su bolso. Se aparta de mi y jadeo en molestia, la observo mientras camina adentrándose al baño.

—No te quites nada, eso quiero hacerlo yo— me guiña el ojo y sonrío.

Cierra la puerta y salgo de la habitación, voy a la cocina y saco la botella de whisky que Ángel tenia en la alacena. Miro un tarro de crema batida y lo agarro leyendo de que es.

Caramelo y tequila.

Sonrío al imaginar para que lo usaré, pongo varios hielos en un vaso y subo con el whisky, la crema y los hielos, acomodo todo en la mesa y escucho la puerta del baño abrirse. Ella sonríe mientras la detallo de arriba abajo, trae una lencería diminuta de color rojo en encaje, tiene el cabello recogido en un moño despreocupado y se acerca a pasos lentos.

—El conjunto de lencería blanco te lo dejé en el baño, te pertenece— roza mis labios— ¿Te gusta este?

—Obvio.

—Para quedarte con las bragas de este deberás hacerme el amor. Tu me das un buen orgasmo y a cambio te las quedas.

—Me gusta la idea— afloja mi corbata y tira de esta para besarme— Sus labios me saben exquisito Sra. Davis.

—Me encanta que me llames así, me prende ser la señora de usted mi capitán.

Agarro el tarro de la crema y abre su boca, le doy un poco de la crema batida haciendo que sonría. Se deshace de la corbata y ágilmente de mi camisa.

—Ven aquí— la cargo y acuesto en la cama.

Agarro un hielo y me lo meto a la boca, lo paso por su cuello y bajo por sus pechos y me detengo en el abdomen, jadea mientras hago círculos en su piel con el hielo, subo hasta su boca y se lo entrego.

—Quédate todo lo que resta de la noche conmigo— le quito el hielo de la boca— Quiero despertar contigo en mis brazos.

Meto mis manos bajo su espalda y desabrocho el sujetador, me deshago de este y paso el hielo por sus pechos y alrededor de sus pezones. Se levanta de la cama, tiro el hielo y beso su cuello mientras ella la piel de mi hombro, sus manos acarician mi pecho y baja hasta mis caderas, desabrocha el pantalón y mete su mano bajo mis boxers, me prenso más fuerte de su cuello mientras ella me masturba despacio. Me quito los zapatos con un puntapié y se pone de rodillas bajando mi pantalón junto con los boxers, acaricio su mejilla mientras me despoja de la ropa dejándome desnudo.

—Dame la crema— se la entrego y me pone un poco en la pelvis.

Pasa su lengua y luego va bajando hasta mi miembro, pone un poco más y lo chupa. Lame la punta de mi miembro haciéndome jadear, la levanto y vuelvo a ponerla en la cama, le quito el tarro y le echo la crema en los pechos y abdomen. Empiezo por sus pechos chupando la crema, sabe bien, tiene un toque dulce y algo fuerte por el tequila, pero sus pechos lo hace más delicioso. Paso mi lengua por su abdomen y le bajo las bragas lentamente, cuando intento quedarme las bragas me las quita.

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