EXTRA

87 6 0
                                    

Brisa.

Camino por los pasillos de la central, tuve que venir debido a que doy algunas terapias aquí a soldados que lo necesitan. Tengo la vista fija en mi celular revisando las nuevas citas que tengo para más tarde.

—Epa, cuidado— por estar de distraída he chocado, pero no con cualquiera.

—Lo siento— sonrío.

—No me dijiste que venías.

—Es viernes, tengo citas aquí, ¿Lo olvidas?

—Es cierto, tengo la cabeza en otra parte— mira a todos lados y cuando no ve nadie alrededor me sujeta del rostro y me besa.

—¡Capitán Scott!— aparece el coronel y mi novio se separa de mi— Las acciones de afecto...

—Lo siento— se disculpa— Permiso para retirarnos.

—Adelante.

Leo me hace una señal para que lo siga y me despido de Sebastián. Sigo a mi novio hasta llegar al patio de atrás en donde me abraza y me da un beso.

—Hoy quiero que vayas a mi casa.

—Okey pero vas a recogerme al trabajo— asiente y vuelve a besarme.

—Perdón, es que te extraño mucho, hace tiempo no estamos juntos.

—Y no te emociones, voy a tu casa pero no habrá sexo, sabes que no me gusta— resopla— Es mi condición.

—¿Hice algo mal?— pregunta.

—No, simplemente no me gusta ser sexualmente activa, no me gusta tener sexo y no es porque tú hayas hecho algo mal— su rostro no disimula el disgusto— Lo siento, pero desde el principio fui clara y tú aceptaste.

—Lo sé, solo que no pensé que fuese tan complicado— dice desanimado— Tengo que trabajar.

—Leo...

—Te veo más tarde cariño— apenas roza nuestros labios y se va.

—¡Te amo!— le recuerdo se gira y me manda un beso.

Lo observo mientras se aleja. Hasta yo me odio por mis actitudes, lo hago sentir mal y sin importancia. Lo quiero mucho y no me gustaría perderlo, pero debe entender que no me gusta tener sexo, no sé porque pero es algo que detesto, el tener que mostrar mi cuerpo y el que el desee besarme toda me pone incómoda y no porque no me guste el o algo por el estilo, simplemente no tengo un apetito sexual abierto.

Salgo de la central y un anillo de seguridad me acompaña hasta llegar a la cuidad, me dirijo a mi oficina de trabajo y espero a mi próxima sesión.

Adivina a quien acabo de ver colgada de tu novio.

—No me digas, Nadia, ¿Adivine?

Yo que tú tendría cuidado, Scott tiene fama de picaflor, ¿Lo sabes no?

—Alina, llevo mucho tiempo con el y jamás me a sido infiel.

Pero Brisss lo estás aburriendo con tus actitudes de mojigata. Sabes que cualquier mujer mataría por pasar una noche de sexo con el gran capitán Leonardo Scott.

—Pero mientras el esté conmigo estoy segura de que ninguna otra se le acercará.

Pues no lo sé, deberías tener cuidado, el es mayor que tu y está en esa edad en donde sus hormonas están más activas que su cerebro. Aparte pretendientes no le faltan a tu hombre y esas mujeres darían todo porque Scott se las coja.

—Tengo cosas que hacer, chao— cuelgo la llamada.

Rápidamente llamo a Leo, no me atiende y paso saliva al dudar sobre su fidelidad, Alina solo trata de ayudarme, sabe que mi relación con Leo es rara y yo jamás dejo que me toque, es como si el no fuese mi novio sino un extraño.

DESTINADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora