CAPÍTULO 58

49 5 0
                                    

Amelia.

La playa.

Los observo dormir y medio sonrío, Massimo cada vez se parece más a su padre. Hoy ya no pienso seguir esperando, voy hacerme una prueba de sangre y descubrir si en verdad estoy embarazada o no.

Pido comida hecha, precisamente algo para el desayuno y antes de que despierten lo paso a platos. La cocina no se me da muy bien así que antes de provocarles una intoxicación prefiero darles comida preparada por alguien que si sabe. Cuando escucho pasos empiezo a preparar el juego de naranja.

—Buen día mami— me giro para verlo puesto su pijamita y frotándose los ojos.

—Buenos días corazón— se acerca y me agacho para besar su cabecita— Siéntate, ahora mismo te sirvo.

—¿Cocinaste?— dice en tono burlón y lo miro indignada haciendo que se ría— Lo siento es que no eres buena haciendo eso, eres buena en tu trabajo y muy buena siendo mamá pero nunca cocinando.

—Mejor no digo nada— vuelve a reírse y escucho más pasos en las escaleras— Ya viene papá, mejor vamos a desayunar.

Pongo los platos de comida sobre la mesa y termino de preparar el jugo el cual también pongo en la mesa, Dereck aparece con el cabello desarreglado y bostezando.

—Buenos días— nos saluda y le doy un beso pequeño— ¿Lo hiciste tú?— Massimo vuelve a reírse.

—A veces siento que te caigo mal por parecerme a mi papá— me dice Massimo y Dereck lo mira hecho el indignado.

—¿Perdona? ¿Estás diciendo que le caigo mal a mi prometida?

—No dije eso, solo que puede que a veces seas algo insoportable.

—¿Qué? No puedo creer que mi propio hijo diga eso de mi.

—Ya, silencio. Yo no puedo creer que los dos sean tan parecidos y tan distintos a la vez.

—Por eso me amas más a mi— dice Massimo y Dereck lo mira entrecerrando los ojos haciendo que su hijo le saque la lengua burlándose de él.

—Ni lo pienses— le digo acariciando sus mejillas— Es un niño, no actúes como un inmaduro— resopla— Siéntate y desayunemos.

—¿Verdad que no te caigo mal?— me río y le doy un beso pequeño.

—Yaaaa— lo empujo a la silla y medio se muerde el labio—?? No empieces.

Ignoro sus coqueteos y me siento a lado de Dereck y empezamos a desayunar, Massimo nos conversa como le está llendo en la escuela, últimamente tiene algunos problemas de conducta y eso me preocupa demasiado. Dereck bajo la mesa pone su mano en mi muslo y empieza apretar haciendo que empiece a excitarme poco a poco.

—¿A donde vamos a ir?

Estamos en Miami Beach y a Massimo se le complicó adaptarse al horario ya que Londres, Reino Unido está cinco horas por delante de Miami Beach, EE.UU. Por lo tanto su primera noche aquí se durmió a las 5 p.m. de Miami Beach y 10 p.m. horario de Londres.

—Podemos ir a la playa.

—¡Sí!

—Bien, entonces después de un ratito nos iremos mientras puedes ir a recostarte otro poquito.

Cuando terminamos el desayuno recojo los platos y Massimo sube a la habitación, Dereck me ayuda lavando los trastes sucios mientras yo desempaco las maletas. Agarro un bolso y meto una mudada de ropa para Massimo, meto una bermuda para Dereck, lentes de sol, bloqueador, cremas hidratantes, bronceador y dos toallas.

DESTINADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora