CAPÍTULO 36

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Amelia.

Drogadicción.

El dolor de mi cuerpo es demasiado, no tengo fuerzas ni ánimos para nada, llevo más de 24 horas en esta maldita camilla, no he podido dormir, los dolores son insoportables y siento morir sin la maldita droga en mi cuerpo, mi padre a estado todo el tiempo conmigo cuidándome, ahora está dormido, lo entiendo a estado todo el tiempo al pendiente de mi.

Me informaron que Mariana está bien, Ávila y Mathew están en prisión y Thomas está detenido en casa de Dereck, el no a querido que su hermano entre a prisión y mi padre le ofreció que la cárcel de Thomas sea su casa. Por otra parte no dejo de pensar en Emma, no pudo escapar y ahora está con Regginal, a pesar de todo me duele, el compartir tiempo con ella me hizo apreciarla y el ver como se desvivía por mi y por cuidarme me hizo darme cuenta que si me quiere.

Me quejo de dolor cuando ya es demasiado insoportable, mi padre se despierta y se acerca a mi, tiene ojeras muy notables.

—Me duele mucho— oprime el botón para que los doctores vengan.

Llegan a revisarse y me inyectan un analgésico, mi padre trata de calmar la ansiedad que tengo, en serio ansío la droga y eso me pone muy mal, jamás me veía siendo una puta drogadicta y ahora mirenme. Cierro mis ojos y recuerdo como le supliqué a Dereck por droga y como le pedí que me vengara y aún así prometió hacerlo.

—¿Dónde está?— pregunto.

—En su casa, es tarde, debe estar descansando.

—Quiero verlo.

—En la mañana lo llamaré y vendrá a...

—No, quiero verlo ahora.

—Princesa, debe estar....

—¡No me importa, quiero que esté conmigo y quiero irme de aquí, quiero estar en casa!

Se separa de mi y sale de la habitación. Estoy muy inquieta y no puedo estar tranquila en ningún momento, ni siquiera los sedantes han podido calmarme, solo logran dormirme pocas horas y a la fuerza me despierta la abstinencia.

—Vendrá en menos de 15 minutos— asiento y acaricia mi mejilla— Me dueles princesa.

Me abraza y lo recibo con las pocas fuerzas que tengo, su calor me invade y no logro contener las lágrimas, pensé que jamás volvería a verlo, podía sentir la muerte muy cerca de mi y el miedo de no volver a verlo me carcomia por dentro.

—Te amo papá— le recuerdo con voz entrecortada.

Me abraza más fuerte y me da un beso en mi mejilla, le hago un espacio para que medio se recueste a mi lado, se queda junto a mi hasta que tocan la puerta.

—Los dejaré a solas— me susurra y abre la puerta dándole paso a Dereck.

Mi padre se va cerrando la puerta, el avanza a pasos lentos a mi, cuando está lo suficientemente cerca tiro de su sudadera y lo traigo a mi boca, me sigue el beso haciéndome sentir mariposas en el vientre, me hace sentarme despacio en la cama sin apartarse de mis labios, acaricia mi cuerpo delicadamente y pasa sus dedos levemente por mis pechos. Me mira por unos segundos y vuelve a besarme, paso mis manos por su cuello y subo hasta su cabeza acariciando su cabello.

Miles de recuerdos vienen a mi, la noche en que lo conocí, cuando nos besamos, cuando me entregué a él y me hizo el amor, la vez que me buscó en casa después de que decidí no estar más con el por Matteo, su primer te amo, las veces que me protegió de todos cuando estuve secuestrada y el embarazo, las lágrimas resbalan por mis mejillas y lo abrazo con fuerza sin dejar de besarlo, después de todo sigue aquí, después de tantos años aún sigo siendo la única que ama, no ama a Valeria, jamás me a olvidado.

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