CAPÍTULO 24

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Amelia.

La boda.

Hoy es el día, organicé la boda con Alina y Brisa, aunque obviamente lo hicimos al apuro y no tan elaborada, las dos estaban sin ánimos debido a que saben que estoy cometiendo un error al casarme con Liam. Tampoco estaba de humor o ánimos organizando mi boda, algo que me debería dar emoción y alegría en realidad me daba desánimo y estrés.

Me detallo frente al espejo con la lencería blanca en mi cuerpo, cierro mis ojos y recuerdo la última vez que tuve sexo con Dereck, fue el día que nos encontramos en el bar, joder, esa noche me encantó fue una de las más excitantes de mi vida, su rudeza solo me prendía más, sus actos me lastimaban pero me encatanba, daría todo por volver a repetir algo así.

Escucho la puerta abrirse y me giro de inmediato encontrándome con Dereck.

—¿Qué haces aquí?

—No preguntes, no tenemos mucho tiempo— se acerca y pongo mi mano en su pecho.

—No, ahora no, faltan solo unas horas para mi boda.

—Exacto, es mi regalo adelantado de bodas— me besa y trato de poner resistencia pero sus labios deliciosos me obligan a seguir pegada a él.

Sus manos me recorren y jadeo cuando besa mi cuello, me tira en la cama y me pongo en cuatro queriendo que me azote. Se acerca y contengo los gemidos cuando besa mis nalgas, hace las pequeñas bragas a un lado y me toca levemente haciéndome jadear.

—Cogeme.

—Si, eso haré y en la noche voy hacerte el amor.

—¿En la noche?— pregunto jadeante

—Sí, mi amor, en la noche— me da un azote que me hace gritar, me acuesta boca arriba y me besa— Voy a robarte después de tu boda.

Escucho como abre la pretina del pantalón y bajo mi mano buscando su polla, cuando la sujeto medio jadea en mis labios, empiezo a masturbarlo poniéndonos calientes. Abro las piernas y con mi otra mano acomodo las bragas a un lado, restriego la punta de su polla en mi clítoris haciéndonos gemir a los dos.

—Dios— jadeo y muerde mi barbilla.

—Dereck, ¿cuántas veces más?— me regaña por no gemir su nombre.

Introduce su miembro en mi y prenso las uñas en la piel de sus hombros, dejo que bese mi cuello mientras se mueve rápidamente. Nuestra piel al chocar suena obscenamente pero excita demasiado, estruja mis pechos y se separa de mi boca para besarlos y chuparlos, muerde mis pezones haciéndome erizar. Sube una de mis piernas a su hombro haciendo que la penetración sea máxima y aprovecha esta posición para propinarle varios azotes a mi trasero. Le sonrío con perversión haciendo que también sonría.

—Mía— gruñe— Me encanta como mi polla abre ese coño.

Me baja la pierna y me gira poniéndome en cuatro sin salir de mi, empieza azotarme con fuerza mientras me da embestidas hondas y deliciosas. El placer me llega a la cabeza borrando cada signo de inteligencia en mi, poniéndome la mente en blanco y deseando que siga hasta que me haga venir, aunque para eso no falta mucho, lo siento tan cerca y siento que puedo tocar el cielo con la punta de mis dedos. El calor me abraza haciendo que se torne insoportable en mi cuerpo y queriendo que mi cuerpo libere esa presión y calor que abarca todo mi ser.

Como si lo supiese empieza a dar embates más fuertes poniéndome al borde de todo esto. Sus manos azotan y estrujan mi piel poniéndome más ansiosa de correrme, sabe que me encanta sentir el dolor en el sexo, es algo que nos excita a los dos, somos unos malditos enfermos, masoquistas y sádicos que disfrutan del dolor, el dolor para nosotros es placentero, es lo mejor en el sexo.

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