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CAPÍTULO 72

Dereck.

Resolviendo dudas.

Al estar frente a la casa detengo el auto y salgo, me tomé el atrevimiento de venir a verla, ¿Para qué? Ni yo mismo lo sé, tal vez solo fue un sueño sin importancia y yo le dije estoy dando vuelta al asunto.

Toco el timbre y a los pocos segundos me abre Emma.

—Hola— la saludo con beso en la mejilla— ¿Cómo estás?

—Hola, supongo que bien, ¿Que te trae por aquí?— me deja pasar— ¿Amelia?

—No, nada de eso, ella por el momento está bien junto con mi hija, vine hablar sobre ti.

—¿Sobre mi?— asiento y nos sentamos en la sala.

—¿Thomas?

—Está dormido y dudo mucho que despierte ahora.

—Mejor, mira lo que pasa es que antes de despertar del coma tuve un sueño extraño, apareciste tu.

—Okey, ¿Y?

—Me dijiste algo extraño que no logré captar pero en pocas palabras me dijiste que ibas a morir— me mira sin articular palabra.

—¿Okey?...— medio se ríe— ¿Por qué soñarias eso?

—No lo sé, fue extraño por eso vine contigo— pasa su mano por mi mejilla.

—Dereck, tengo.... cáncer— tomo su mano y la miro sin poder creer lo que dice.

Por fuera no parece afectarle, la miro fijamente a los ojos y es ahí donde puedo ver su dolor. Baja la mirada y la acerco a mi, me abraza y acaricio su cabello.

—No es cierto— la tomo del rostro— Sabes que esto le llegará de golpe a Thomas y Amelia.

—Lo sé, por eso te pido discreción, yo me encargaré de decírselos— asiento— Sé que tienes dudas, pero te lo contaré con calma, me enteré hace poco tiempo y no quise causar ninguna molestia, mucho menos una inquietud ni preocupación a Amelia debido a su embarazo.

—¿Puedes curarte?— niega— Pero...

—Tengo pocos tiempo de vida y no quiero que se lamenten por eso, tampoco quiero que tú estés extraño.

No puedo creer lo que está diciendo, esto afectará a Amelia y demasiado.

—Estaré para el juicio, eso tenlo por seguro. Ayudaré en lo que más pueda, pero no creo estar cuando nazca mi nieta.

—Emma, por favor, podemos ayudarte, la clínica puede hacer hasta lo imposible para salvarte.

—Dereck, nada puede salvarme ya, solo no digas nada, yo les diré y tu no te preocupes.

La abrazo, siento mi corazón comprimirse, esto va a destruir a Thomas y Amelia.

—Promete que guardaras silencio— asiento— ¿Solo querías hablar de eso?

—Si, es que fue algo muy extraño, pero gracias a ti pude despertar— medio sonríe.

—Eres el indicado para mi hija, no me equivocaria jamás, se que la amas mucho como ella a ti y se que la harás feliz el resto de sus días. No puedo creer como haz cambiado— acaricia mi cabello y medio me río— Ya no eres el mismo adolescente caprichoso que solo quería el poder de todo sin importarle a quien se llevara por encima.

—Tu hija logró cambiarme, me enamoró y dejé de pensar en eso.

—No la lastimes— niego— Quiero que ella logre ser feliz con el hombre que ama.