Amelia.
El rescate.
Ávila le envió el video a mi padre, en el cual yo me inyectaba la droga y el me violaba, no me imagino el infierno que debe estar pasando mi padre y no se si Avila cumplió en no matar a Mariana, espero que esté con bien y que ya esté en casa sana y salva. No sé que horas son pero está algo oscuro y el frío a empeorado, Ávila está dormido a mi lado, me levanto despacio sin hacer tanto ruido y ahogo un jadeo de dolor. Busco los zapatos que me ofreció pero no los encuentro en ninguna parte.
—Mierda— susurro y salgo cojeando debido al dolor que siento en la pierna izquierda la cual me a lastimado muchas veces.
Voy a la cocina y busco algo para defenderme pero no hay nada, hijo de puta escondió todo tipo de objetos filosos. Cuando escucho pasos agarro una jarra de vidrio y me escondo tras de la puerta.
—Sé que estás aquí.
Entra a pasos sigilosos y cuando lo tengo accesible le golpeo la cabeza con la jarra haciendo que esta se rompa y el quede desmayado, busco en su pantalón encontrando la navaja y las llaves.
《Bingo》vas bien Amelia.
Me doy ánimos a mi misma, el tampoco tiene zapatos y no tengo tiempo para buscar, le quito el abrigo y me lo pongo, cuando abro la puerta la brisa fría me eriza y los pies me arden cuando toco la nieve.
—¡Carajo!— la nieve me congela por completo.
Trato de caminar lo más rápido, busco el auto y lo encuentro cerca de la cabaña en donde estamos. Hay como un pequeño garage y corro enseguida al auto. Las manos me tiemblan y se me caen las llaves, logro abrir la puerta y entro. El aire acondicionado me abraza pero cuando pienso que puedo escapar Ávila rompe el vidrio del auto. Cuando quiero encenderlo me doy cuenta que está sin gasolina.
—¡No tienes salida!
Salgo del auto por la otra puerta y emprendo la huida aunque sin zapatos es muy difícil, logra atraparme y me golpea haciéndome caer al piso.
—Pensaste que escaparías estupida— se ríe y me apunta con una pistola.
《Aún tienes mucho por vivir Amelia, no te des por vencida》
Esquivo los disparos y me arrastro por la nieve veo un auto y mis esperanzas se hacen grandes pero se desvanecen al instante cuando veo que es Mathew y Thomas.
—Le entregamos al ministro su esposa— informa Mathew.
—Ayúdame— le susurro a Thomas sin que se den cuenta.
Me arrastran dentro de la cabaña y escondo la navaja, Ávila me esposa a Thomas.
—Así dejarás de hacer tantas estupideces.
Thomas guarda las llaves de las esposas, no habla y se mantiene algo alejado de mi, la cadena de las esposas es algo larga por lo cual mantiene su distancia.
—La están buscando como locos en especial Dereck, está moviendo cielo mar y tierra para encontrarla.
—Al parecer no hace mucho— se burla Ávila y me quejo de dolor— Thomas encárgate, necesito descansar y con ella aquí sola conmigo no podía hacerlo.
—Claro— Ávila y Mathew se van dejándonos solos, se asegura que en verdad se hayan ido y me carga poniéndome en la cama— ¿Te hizo algo?
—Es absurdo que preguntes— me revisa y me mira.
—Cubrete, solo necesito ver tu pierna— me pone una sábana cubriendo desde mis caderas hasta cierta parte de mis muslos— No te haré daño, ¿okey?

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DESTINADOS
Teen FictionDespués de cinco largos años, Amelia a vuelto a creer en el amor y está rehaciendo su vida amorosa junto a Liam. Todo es perfecto hasta que nuevamente vuelve aparecer el hombre que cambió su vida, Dereck Reyson vuelve a Londres, pero lleva con el a...