CAPÍTULO 43

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Amelia.

Recuperación.

Cuatro semanas después.

El dolor en mi cuerpo aún es fuerte pero ya no es insoportable, me tiene encerrada en una habitación tratando de controlar la abstinencia sin el medicamento.

—¿Cómo vas?— me pregunta el médico.

—Igual— entra y me enseña una jeringa.

—¿Qué sientes al ver esa jeringa?— retrocedo y choco contra la pared.

—No.

—No es nada, observala con atención, está vacía Amelia. Tranquila, debes aprender a superar ese miedo, no es fácil pero lo harás con tiempo.

—Déjeme sola.

Sale de la habitación dejando la jeringa en el piso, la observo con atención y cierro mis ojos mientras las lagrimas resbalan por mis mejillas.

—Vamos Amelia, tú puedes, eres fuerte— me doy ánimos— Vas a salir de esta, papá confía en ti, no lo defraudes.

Me limpio las lagrimas y respiro profundo, necesito ponerme bien, no puedo seguir así, tengo que recuperarme cueste lo que cueste.

○○○

Dereck me da cucharadas de gelatina mientras me observa, lo noto extraño y algo distante, cuando termino el desayuno aparta la charola y se acerca mucho más a mi.

—Necesitamos hablar.

—Ay no, ¿qué pasó ahora?

—Folle con Valeria— me suelta como si no tuviese la menor importancia haciendo que mi expresión cambie por completo.

Cuando intenta tocar mi mejilla lo aparto y le doy dos bofetadas, una de cada lado.

—Poco hombre.

Me levanto y cuando intento salir me detiene, me abraza y lo aparto mientras le doy golpes en el pecho.

—Nunca vas a cambiar, no me amas, solo soy tu puto objeto sexual. ¡Te odio hijo se puta, te odio, te odio!— lo golpeo en el pecho y deja que lo haga incluso deja que le propine cachetadas.

Lo miro y detiene mi mano cuando estoy a punto de golpearlo otra vez, me toma de la muñeca y me jala hacia a él, choco contra su cuerpo y me besa, me separo de él para darle una bofetada pero me detengo al ver sus hipnotizantes ojos verdes. Limpia mis lágrimas y junta nuestras frentes.

—Te fallé, lo sé y lo siento.

—No tienes excusa, jamás cambiarás.

—He cambiado por ti, lo sabes mejor que nadie, dejé todo por ti, si no fuese así seguiría siendo el jefe de la pirámide delincuencial, pero renuncié a eso por ti.

—Pero no cambias en el aspecto de serle fiel a una sola.

Besa el dorso de mi mano y se pone de rodillas frente a mi.

—Solo me pongo de rodillas cuando estoy teniendo sexo y quiero admirar aún más el cuerpo de la mujer. Pero ahora estoy aquí de rodillas frente a ti para pedirte perdón y no solo por acostarme con Valeria, sino por todos los errores que he cometido desde el inicio, tentarte hacer cosas que no querías, secuestrarte, enamorarte y luego lastimarte, permitir que te hicieran daño, rendirme cuando no podías recordarme, volver a joderte la vida, hacer que vuelvas caer conmigo, por lastimarte y confundirte. Te pido perdón por todo lo que hice y estoy haciendo.

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