— Ady...malo — dijo el niño, limpiando con sus manitas sus lagrimas.
El corazón del joven se estremeció ante las palabras de su pequeño, fue el dolor más punzante y agudo que pudo sentir en todos sus años de vida. La forma en que el niño lo expresó, como si fuera una verdad innegable, afectó profundamente al joven, dejando una huella dolorosa en su alma. Por un lado, anhelaba destrozar el rostro de Evangeline a punta de puñetazos de la misma manera en la que ella no tuvo reparos en estampar los suyos en el delicado cuerpo del niño, pero por otro, solo deseaba abrazarlo con ternura, consolarlo y llenar su corazón de amor y dulces cariños. Su corazón se partía al ver la tristeza en el alma gentil del pequeño.
Hay quienes dicen que los niños, especialmente los más jóvenes, olvidan rápidamente, pero esto resulta ser una mentira. Günther recordaba vívidamente los maltratos y desprecios de la esposa de su padre, tan solo era un niño, mucho más pequeño que el dueño de su afecto, pero lo recordaba con una claridad estremecedora. Lo hacía sentir que no valía nada, que su mera existencia era un castigo. Noches en las que lloraba hasta quedarse dormido y ninguna figura materna que pudiera calmar sus llantos venían a su mente, solo los rostros desconocidos y siempre cambiantes de alguna niñera que mecía su cama en un intento de calmarlo. Estaba rodeado de personas, de maestros y empleados, pero ninguno de ellos se apiadaba de él, ninguno de ellos intervenía cuando comenzaban los gritos y las palabras que tanto lo asustaban hasta el punto de hacerlo llorar, y vomitar. Ver al niño llorar le recordó la mirada satisfecha y desdeñosa que su madrastra le dirigía cada vez que conseguía arrancarle lágrimas. Era su deleite, de la misma forma en que muchos adultos necesitaban una taza de café para empezar el día, ella no podía comenzar su mañana sin provocar sus llantos.
Nunca lo golpeó, sabía que dejaría marcas que su padre podría ver. Sin embargo, sus palabras eran capaces de hacerlo llorar hasta la asfixia, silenciosamente, todo porque la mujer lo convenció de que si su padre lo escuchaba, lo abandonaría, lo dejaría a un lado del camino o en las entrañas del bosque, como tantos padres se deshacían de sus hijos no deseados y estorbosos. Así que, en la soledad y oscuridad bajo su cama, observaba cualquier par de zapatos que se acercara, cualquier cosa, evitando cerrar los ojos para no ver el desprecio y el asco en el rostro de su madrastra. Esa mirada le aterrorizaba, planteándole dudas si la misma persona que podía amarlo con tanta intensidad podría algún día odiarlo con la misma pasión. Una parte de él vivía en constante agonía, por no saber si realmente era amado, le asustaba pensarlo, demasiado, por ello encontraba tan reconfortante aquella gentil mirada que el pequeño dueño de su corazón le había dedicado. No habían intenciones ocultas o secretos entre silabas y palabras, solo amor y alegría, el joven debía admitir que le ofuscaba un poco que su pequeño pudiera dedicar tantas de esas miradas y sonrisas con la misma facilidad que respiraba, Günther añoraba que esos gestos fueran solo de él y para él, una especie de pacto secreto entre los dos. Un juramento de amor. Pero a la vez le parecía de inigualable placer el comprender que la mente del pequeño estaba tan rebosada de caridad e inocencia que sabía que no lo dejaría de querer con tanta facilidad. Algo en su interior le decía que el niño solo miraría hacía otro lado ante cualquier mal que pudiera ocasionar, que sin importar qué hiciera Aidan lo seguiría amando. Por algo había guardado entre sus carnosos labios aquél secreto que el juego del doctor les había entregado.— Eres un niño malo, Günther y nadie quiere a los niños malos — decía la esposa de su padre cada vez que se quedaban solos —. Hay algo malo en tí, algo que nunca vas a poder cambiar.
Desde entonces las palabras de la mujer de su padre abandonaron su mente, pero no su corazón, esa era la razón de su desesperación por conocer a la tía Genevieve, una persona, una sola, en todo el mundo o universo, una sola persona que lo amará, incluso si era malo. Mentalmente el muchacho se pregunto si ese era el caso del niño, lloraba en silencio para que nadie se enterará y así no lo abandonarán. Si tan solo el niño supiera que sin importar qué hiciera jamás lo dejaría.
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Era De Noche (Novela Cristiana)
Mystery / ThrillerEsta es la historia de un chico, quizás haya una chica involucrada o quizás otro chico este involucrado en esta historia, pero no será como ustedes piensan o desean, porque no, esto no es una historia de amor. Esta es la historia de un chico cuyo co...