19. Dios no lo permitió

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Cuando Aidan era niño sentía que era el consentido de Dios, su hijo amado y el niño de sus ojos, creía que todo iba a estar bien, que todo sería felicidad para siempre.

Pero ahora con su cuerpo destruido y su alma mutilada lo dudaba, ¿Acaso Dios se había olvidado de él? ¿Lo había abandonado en un rincón como los demás en busca de otra luz brillante que amar?

Aidan nunca había experimentado ser el compañero "sobrante", desde que tenía memoria en los trabajos en clase sus compañeros se peleaban por estar en su grupo, gritaban en sus oídos sobre sus talentos para ser admitidos en el grupo <<Yo soy bueno dibujando, ¡Haré la cartelera!>>, <<¡Yo tengo bonita letra! Dejame estar en tu grupo y escribiré la información>>, <<Yo hago la investigación>>, <<Yo soy bueno pateando, ¡Inclúyeme en tu equipo y los haré ganar!>>, <<Seré el mejor portero de todos, confía en mí>> pero sin importar cuanto lo deseará el niño no podía incluirlos a todos en sus grupos, todo por culpa de la manía de los profesores de poner un limite, al final siempre quedaba alguien solo, un "sobrante", un niño o niña tímidos, solitarios o con alguna característica que los dejaba fuera de lo "común" para un grupo de infantes prejuiciosos, siempre quedaba alguien solo, Aidan veía a ese niño o niña mirando al suelo, conteniendo las lagrimas por ser <<nuevamente>> dejado a un lado, veía sus labios temblando mientras la maestra le decía que hiciera el trabajo solo o lo mandaba a un grupo al azar, un grupo donde sabía que no era deseado o requerido, grupo en donde sería apartado de las charlas e ignorado por los chistes. Haza casi siempre era esa niña, su hermanita pesé a su talento nato para hablar era abandonada por sus compañeros. Durante dos años consecutivos Aidan tuvo que arrancarse el corazón y separarse de su amada gemela, todo porque ahora era parte del grupo "superdotado" y las clases eran más avanzadas, y difíciles, tuvo que ver como era su hermanita quien miraba al suelo con los ojos llorosos preguntándose porque siempre la dejaban de lado, descubrió más tarde que era porque formaba parte de los "fenómenos" de la clase, todo por ser más grande que los demás y aunque para Aidan su hermana era adorable para los otros niños no era más que una niña gorda que no podía correr tan rápido detrás de la pelota.

Pese a ser un niño en ese entonces entendía lo doloroso que debía ser para su melliza contemplar a los demás jugar y charlar mientras ella estaba sola en rincón. Cuando estudiaban juntos Aidan siempre incluía a Haza en todo, pero gracias a la avaricia de su madre por tener  a un hijo en clases avanzadas para poder postular a una beca tuvo que dejar a su compañera de matriz atrás, la niña le había rogado de rodillas a su madre que no permitiera que adelantarán a Aidan de curso, presintiendo que perdería a su único amigo y su único compañero si lo hacía, pero Evangeline se negó, alegando que eso era lo mejor para el futuro de su hermano.

Si Aidan pudiera cambiar el pasado, cambiaría muchas cosas, demasiadas, pero en especial no dejaría a su hermana sola. No permitiría que fuera ella quien se quedará apartada de todos, en un rincón, mirando algo que solo podía anhelar: tener amigos. Ahora era él quien contemplaba con añoranza a sus compañeros jugar o charlar, ahora él quien estaba en el rincón, mirando al suelo, apretando los puños para no llorar.

A falta de amigos Haza comenzó a amar la soledad, Aidan no entendía cómo su hermana podía disfrutar de la soledad, el niño solo deseaba volver a ser amado, a sentirse querido y deseado, recibir sonrisas amigables y comentarios amables, jugar, reír, saltar y gritar o solo poder mirar a su alrededor, contemplar todas esas miradas y alegres sonrisas, y saber que lo querían, aunque fuera una mentira. Aidan solo deseaba volver a sentirse querido y protegido. Deseaba, anhelaba, no, NECESITABA que alguien lo abrazará, un abrazo genuino y le hiciera sentir que todo estaba bien, que lo acariciara con sus manos en cálido abrazo lleno de amabilidad y cariño. Aidan solo quería que alguien le dijera que todo iba a estar bien y que si no lo estaba esa persona estaría a su lado para cuidarlo, y apoyarlo en su momento de necesidad. Sonaba egoísta, tenía un circulo de apoyo que de una u otra manera lo cuidaría, aún así se sentía tan solo, tan vulnerable, deseaba volver  a ser el Aidan de antes, ese niño que confiaba en todos y en todos, ese niño risueño que siempre estaba rodeado por amigos que no hacían más que desearle buena voluntad y aunque la mayoría resultaron siendo falsos al menos lo hicieron feliz, y sonreír. No le importaba quién fuera, solo necesitaba sentirse protegido.

Era De Noche (Novela Cristiana)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora