Si lo amas, muere

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Günther despidio a sus empleados al notar que comenzaban a sofocarse por el vapor que desprendían diversas combinaciones de plantas al ser quemadas. Debía admitir que la vida sin sus sirvientes era más divertida, le gustaba no tener a 32 desconocidos cuyos insípidos nombres no se tomaría la molestia de recordar al igual que sus simplones rostros, mismos que serían cambiados en un mes si resultaban no ser de su agrado, ¿para qué encariñarse con algo tan básico y reemplazable? Le agradaba la ayuda, pero le gustaba aún más la soledad, poder cerrar cada puerta y cortina de su enorme casa, y hacer cualquier cosa que deseara sin que nadie — más que él y sus dioses — se enterarán. Le encantaba esa recién descubierta privacidad.

En Un Mundo Libre el chico vivía en una mansión con grandes jardines que haría ver esa casa amarilla como una choza a su comparación, al ser tan grande siempre estaba llena de sirvientes, mismos que regularmente su padre cambiaba. <<Es por seguridad>> desde niño Günther entendió que solo su padre sería una presencia permanente en su vida, la misma sirvienta que le sirvió el desayuno no seria la misma que le sirviera el almuerzo, el jardinero que un día limpiaba los rosales no estaría el tiempo suficiente para limpiar los girasoles y el muñeco que complaciera a su padre no viviría lo suficiente para preocuparse en siquiera recordar si era un niño o una niña. De pequeño Günther temía un día simplemente desaparecer al igual que esos cientos de rostros olvidados que abundaban en su hogar, pero su padre lo tranquilizo, Wallace lo sentaba con cariño en sus piernas, moviendo una para arrullar a su hijo, todo mientras le decía que él era único, era un hijo de los dioses, debía ser amado y feliz, él era lo único en la vida de Wallace Vodja que jamás podría ser reemplazado. A parte de su padre Günther nunca pensó en tener algo o alguien permanente, de la misma forma que su padre cambiaba de muñecos cuando él tuvo la edad necesaria también cambio de esclavos con gran regularidad, no le interesaba su genero, tampoco sus rostros, solo era cuerpos que usar a su disposición, pero un pequeño niño de ojos azules lo hizo desear tener a alguien permanente, algo que no desapareciera de un día para otro. Quería poder estar siempre con Aidan.

Los ojos azules oscuros del muchacho se perdieron entre el vapor que desprendían las hojas de eucalipto que nadaban suavemente entre el agua caliente, le encantaba tener su propio sauna en casa, le resultaba relajante llegar a casa y dejar que el vapor aromático le quitará toda la inmundicia que los seres inferiores a él podrían haberle contagiado, mientras observaba atentamente una de las hojas girar en círculos sobre el agua se pregunto si a Aidan le gustaría conocer su sauna, sabía que le gustaba nadar, tenía cámaras de seguridad con suficientes grabaciones como para saber que su pequeño se metía en la piscina vacía cuando aún la casa no estaba vendida, fingiendo que había agua y podía nadar, varias veces lo vio toser hasta no poder respirar, al principio pensó que era parte de su imaginación pero con algunos videos más entendió que el niño no fingía, a lo mejor y era asmático, la piscina antes estaba llena de polvo y tierra, no era por juzgar a Owen y Evangeline pero le parecía una tontería que Aidan no tuviera un inhalador o algo, el asma podía ser peligroso para la salud y felicidad de su pequeño, ¿Pero qué podía esperar de la misma clase de padres que no llevaban a su hijo al doctor después de recibirlo lleno de moretones y marcas extrañas? Sí, se había pasado un poco con el débil cuerpo de su pequeño, pero le sorprendió que ellos aceptarán la mentira del árbol tan fácilmente, hasta cierto punto estaba enojado por su irresponsabilidad, había llamado al hospital local para crear un reporte falso de ser necesario y que dijeran que aquello que le sucedió al pequeño fue una caída, el doctor que envió se encargo de curar el desgarro en la intimidad del niño y unas cuantas heridas más, Günther estaba casi seguro que sus futuros suegros perderían la cabeza al ver el estado del niño y correrían como almas en pena al hospital, por eso se encargo de que el desgarro en la intimidad de su pequeño fuera tratado mientras aún yacía inconsciente, el doctor lo regaño por ser tan brusco, no era su intención lastimarlo, pero no midió su fuerza a la hora de penetrarlo ni lo preparó de la forma adecuada, no esperaba que entendieran que suyo con Aidan era amor natural, pero por lo menos que le prestarán atención a la criatura, ese era su trabajo como padres. 

Era De Noche (Novela Cristiana)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora