Era De Noche (Novela Cristiana)

Dos líneas

Katherina.

Dos líneas y su vida se destruyo. 

Aún no comprendía bien cómo sucedió. Usaba anticonceptivos desde los 12 años — cuando fue diagnosticada con riesgo de endometriosis, una enfermedad común en su familia, misma que Imogen poseía —, siempre se cuidaba ¿Cómo pudo pasar? Tener un bebé era una gran responsabilidad, algo que sabía que ella no podría enfrentar, para completar su padre seguía grave del accidente y su madre estaba al borde de una psicosis por el estrés de ser el único sostén de la familia.

Tener un bebé era demasiado para ella.

¿Cómo podría cuidar de un niño cuando ella misma era una niña en muchos aspectos? Hablo con su tía Alma, sabía que ella era revolucionaria en muchos aspectos, pero no le revelo la verdad de su situación, solo algo hipotético.

— Tía, ¿Tú qué harías si estuvieras embarazada y no pudieras cuidar del bebé? — pregunto con una sonrisa tímida, al ser actriz de teatro Alma estaba acostumbrada a ser bombardeada por preguntas hipotéticas de sus sobrinos, suponía que esa era otra más del montón junto <<¿Qué harías si estuvieras en un avión a punto de estrellarse y tuvieras que pelear con un tiburón para llegar al paracaídas sobrante? El otro paracaídas lo tiene quien posee la solución para resolver el hambre en el mundo>> y <<¿Besarías a un cocodrilo o a Leonardo DiCaprio? Y la muerte no es una opción>> , entre otras preguntas más.

— Lo tendría —  respondió sin titubear.

— ¿Enserio? ¿Y por qué? — jugo nerviosamente con sus dedos, mirando de vez en cuando hacia la puerta, se sentía observada y no le sorprendería que su madre entrará por la puerta en el momento menos oportuno.

Se imagino a Evangeline dando una bofetada que la haría ver estrellas mientras le gritaba por haber cometido la estupidez de quedarse embarazada — como si ella no se hubiera acostado con infinidad de hombres antes que su padre —. En su mente, visualizó cómo la encerraba en algún sótano oscuro, con la intención de castigarla por la "vergüenza" que había traído a la familia. Aunque podría parecer una idea descabellada y exagerada de su mente preocupada, sabía que cuando su madre se enfadaba, todo era posible.

— ¿Sabes lo intensos que son las personas con los bebés? — respondió mientras regaba sus plantas, una extensa colección de diversas plantas medicinales como para otros usos — En alguna parte del mundo habrá una pareja imbécil con ganas de criar un bebé, se los daría, no sin antes una jugosa recompensa — Katherina la miro sorprendida, evocando en Alma una risa tan sardónica como bonita — ¿Qué? ¿Creíste que iba a deformar mi cuerpo por la bondad de mi corazón? No, linda, no sometería a mi cuerpo a un evento tan traumático solo para cumplirle el capricho a dos desconocidos.

Katherina siempre supo que algún día sería madre, pero no porque quisiera, lo sabía porque era algo que se suponía debía hacer. Hasta el momento en que sintió sus entrañas licuarse en su interior al ver las dos líneas positivas en la prueba de embarazo jamás se puso a pensar porqué debería tener hijos, solo lo veía como algo natural, parte de la vida y faceta obligatoria de todo ser humano, también escucho que era parte de la realización de una mujer pero no le parecía una buena definición, en especial tomando en cuenta la cantidad de mujeres infértiles en su propia familia, ¿Acaso ellas no estaban realizadas? Luego miraba a su madre, con cuatro hijos, un esposo perpetuamente invalido y dependiente — incluso antes del accidente ya era dependiente, incapaz de valerse por si mismo por culpa de su analfabetismo e ingenuidad —, un trabajo mal pagado que demandaba horas de su vida que jamás regresarían, ¿Ella estaba realizada? El rostro de la mujer estaba marcado por la fatiga. Los ojos de su madre, una vez brillantes, ahora estaban oscurecidos por profundas ojeras, testimonio de innumerables noches sin sueño. Sus labios, antes suaves y llenos, estaban resecos y agrietados, como si hubieran sido tallados en la corteza de un árbol viejo y seco. Su mirada, que solía ser viva y desafiante, incluso coqueta, ahora estaba ahogada bajo infinidad de capaz de lagrimas saladas que se negaba a derramar porque aunque no lo quisiera era el pilar de la familia.