10. Idea

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El doctor Stilinski movía de manera magistral la cuchara revolviendo la masa para galletas, de vez en cuando se detenía y fingiendo tomar más chispas de chocolate se aseguraba que Aidan estuviera concentrado en colorear de forma correcta las páginas de su nueva Biblia, una edición especial con dibujos, espacios para anotaciones, stickers y olor a vainilla, Aidan solía amar esa clase de Biblias, hablaba animadamente coloreando la figura de un león o rellenando los espacios para hacer anotaciones, en vez de cocinar con el sonido de la voz de su paciente favorito el doctor Stilinski solo escuchaba el sonido de la cuchara batiendo, esperaba que al darle algo que Aidan amaba el chico al menos se pondría algo feliz, pero estaba en total silencio, rellenando con color verde unas hojas en la parte central de un versículo, era decepcionante que no pudiera hacer feliz al niño a su cargo. Mientras Aidan seguía concentrado en pintar las hojas el doctor Stilinski con las yemas de sus dedos tiraba levemente del cajón donde tenía todo objeto filoso (cuchillos, tenedores, etc) encerrados, asegurándose de que estuvieran con llave, estaba paranoico, más de lo usual.

Encontrar a Aidan sollozando, gritando, suplicando y retorciéndose resultaba ser perturbadoramente desgarrador, temía que si lo dejaba solo o lo perdía de vista por un segundo el niño correría a hacerse daño. Era curioso. Aidan solía ser un experto en ser feliz y causar felicidad, en cambio ahora parecía haber desarrollado un máster y una licenciatura en auto lastimarse, fuera física o emocionalmente. Tras corroborar que los cuchillos estaban bajo llave, de la misma forma disimulada observó a Aidan, el doctor Stilinski regreso su vista a la masa de galletas, apretó los dientes frustrado y empezó a batir con más rapidez, fue tanta su velocidad y violencia al batir que en cuenco con la masa salió volando de sus manos, estrellándose contra el lavavajillas.

— Carajo —  murmuró tomando un trapo para limpiar las salpicaduras. 

La cabeza de Aidan se levantó como un resorte y miró con preocupación al doctor, que limpiaba frenéticamente la mezcla azucarada y pegajosa.

— ¿Esta todo bien? —  el doctor Stilinski asintió, aún dándole la espalda a Aidan y continuando con la limpieza. El chico dejo el lápiz de color verde al lado de la Biblia y se levantó, acercándose a la escena del desastre, por un momento Aidan dejo de ver la mezcla para galletas y en su lugar vio sangre, gruesas gotas de sangre por toda la cocina y a su hermana Katherina, en medio del suelo, con el cuerpo lleno de agujeros cual colador, el joven extendió el dedo y lo unto con la escena del crimen, jugando un poco con la mezcla rojiza y pegajosa.

— Sí, no te preocupes lo limpiare —  dijo el doctor Stilinski, la sangre se convirtió de repente en mezcla para galletas y el cuerpo de Katherina no estaba por ningún lugar.

—  ¿Quieres que te ayude a limpiar? —  Aidan intentó tomar un trapo para acabar con la azucarada suciedad, pero el hombre lo detuvo.

— No, estoy bien, regresa a la mesa.

Aidan obedeció en silencio y se sentó de nuevo, golpeteando la punta de sus dedos contra la mesa de madera, se sentía aburrido, jugueteó unos segundos con una de las galletas en el plato frente a él, arrancándole las chispas de chocolate, como si le arrancará las alas a un insecto, esperaba ver al objeto harinoso retorciéndose, no sucedió, lo cual lo desanimo.

— ¿Puedo ir a visitar a mi tía Alma? — Aidan dejó caer la galleta sin chispas de nuevo en el plato, a la vez que el doctor Stilinski abría la llave, permitiendo que el agua se llevara la pegajosa mezcla.

— ¿Tu que crees? — no era una pregunta, era un "no" disfrazado de pregunta.

— No entiendo porque odias tanto a la tía Alma, ¡Ella es buena! — se quejo Aidan, rompiendo un globo ocular con sus dedos, la viscosa masa carmesí se filtró entre sus manos, pegándose a su piel — ¿Ella te hizo algo? — el chico frotó sus manos contra una servilleta, limpiando el interior de chocolate con crema de maní de la galleta que segundos antes había destruido con sus manos.

Era De Noche (Novela Cristiana)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora