57. Los cambios de siempre

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No ser nadie puede ser aterrador, cuando no eres nadie no eres relevante, solo una de las infinitas caras surcando el océano de la memoria, uno más del motón, un extra que nunca habla o hace nada más que ocupar un lugar en el fondo. Y cuando no eres nadie no puedes ser asesinado, amenazado o torturado, no tienes nada que perder, en especial cuando ya lo has perdido todo.

Tendría quizás cuatro años la última vez que vio el rostro de su padre, un gimnasta olímpico que cegado por la idea de una familia y seguridad llego a una de las tantas ciudades o prisiones glorificadas de UML, pero en cuanto su esposa rechazo a la bebé por cometer el pecado capital de no ser rubia de ojos azules — como si alguno de los dos tuviera dichos rasgos — supo que aquél paraíso era una mentira. Trato de concentrarse en su hija, era un conyugue extranjero, por lo que dependía al 100% de su mujer, más aún siendo ella una Hija de los Benditos. En cuanto supo que sin importar qué no podría cambiar aquél lugar tomo una decisión: usando sus habilidades gimnasticas logró escapar de la ciudad y dejarla en un bote de basura mientras él mismo se ofrecía como señuelo para distraer a quien lo estuviera persiguiendo.

O eso le gustaba pesar a Tyline, lo cierto es que ni siquiera tenía nombre propio, <<Tyline>> ¿De dónde lo saco? Era al principio un apodo, uno de muchos, uno menos sofisticado que <<Lydia>> pero menos extravagante que <<Gogo Dángostino>>, pero era suyo o al menos eso intentaba pensar ella, porque al final Tyline resulto ser la nueva identidad que tuvo que tomar. Fue encontrada en un bote de basura con el cordón umbilical todavía aferrado a ella, ¿o no? Quizás fue encontrada caminando sin rumbo en medio de una noche de nieve, era imposible saberlo, solo era una más, una chiquilla más del montón del centenar de niños sin identidad que desaparecen y reaparecen cada cierto tiempo, pero era la que más logro vivir, la mayoría de niñas y niños en su situación desaparecían sin dejar rastro. Sin nombre, sin edad, sin nacionalidad, sin familia, sin hogar. Simplemente podían desaparecerla y nadie lo notaría, el mundo seguiría girando, el sol volvería a salir y todo volvía a empezar de nuevo, encontraban a una bebé en un contenedor de basura todavía aferrada a la placenta, hallaban a una niña pequeña caminando sin rumbo entre kilómetros de nieve, sin nombre, sin edad, sin saber hablar. Desaparecía de la faz de la tierra. Aparecía. Se iba. No lo veían. No la recordaban. Un rostro más desvanecido en la historia, pero la llenaba de aliento el pensar que habrían chicas, al menos siete de ellas que compartieran su mismo rostro, con identidad propia, con vidas, con nombres, mínimo alguna de ella quedaría inmortalizada en el tiempo hasta que no hubiera nada que recordar y de una forma triste ella también sería recordada a través de ella.

Comenzó a trabajar como señuelo cuando era pequeña. Una carnada, una de tantas. Los gobiernos extranjeros se jactaban de no ser tan crueles y bestiales como UML, ellos eran "civilizados" e "igualitarios", sin embargo usaban a niños como ella, sin identidad ni nadie que pudiera extrañarlos. Entre más pequeños mejor, era conocido mundialmente la predilección de UML por los niños y entonces los dejaban en situaciones "preparadas" donde eran el cebo que se usaría para atrapar a los monstruos que habitaban UML, pero nunca a políticos o personas de gran poder dentro del gobierno de UML, más que nada era una purga para deshacerse de ellos, los orfanatos estaban demasiado llenos — en realidad no, estaban casi vacíos, solo que pocos querían adoptar — y los recursos escaseaban, la mayoría moría o terminaban sin extremidades si tenían suerte, Tyline era la única de los niños de carnada que seguía con vida y entera, al menos de los niños carnada que entraron con ella. La usaron para atrapar a pedófilos cientos de veces, a caníbales un trillón y a miembros importantes de la comunidad de Un Mundo Libre ni una sola vez. Su trabajo era simple: tentar; una carnada debe ser tentadora, ¿y qué puede ser más tentadora para una horda de personas trastornadas que una niña pequeña? Nunca podría explicar con precisión lo que se sentía, ser dejada al azar en un lugar donde podrían masacrarla y saber que aunque ellos prometieran protegerla de todo mal un movimiento en falso, un minuto tarde o el más leve error y estaría destrozada contra el suelo, y a ellos no les importaría porque tienen una docena de niñas más como ella para reemplazar.

No tenía historia, no tenía nombre, pero si una misión: engatusar y atrapar. Nunca sospechan de una mujer, menos de una tan aparentemente frágil como ella, tan común y corriente, por eso se maquillaba con tanta extravagancia, rogando que algún día alguien pudiera recordarla.
De la misma forma en la que muchas chicas cambian continuamente su aspecto Tyline cambiaba de personalidad. Dependiendo que necesitara hacer en esa misión en específico.

Todos los días al despertar leía la historia asignada de lo que se suponía que era su vida en ese momento. Se miraba al espejo y se pregunta ¿Quién seré hoy? ¿Quién seré ahora?

Era De Noche (Novela Cristiana)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora