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Con solo seis años tenía que ser autosuficiente ya que por órdenes de sus padres ella tenía que permanecer absolutamente sola, ellos solo querían hacerse pagar mutuamente por su infelicidad a través de ella, no veían que la única perjudicada era la pequeña.

Las visitas de aquella mujer rubia a la mansión fueron constantes, mientras Hanna estaba de viaje, en ese tiempo Hinata tuvo que soportar sus horribles comentarios y por supuesto ser testigo de sus despreciables actos sexuales ya que no tenían consideración en usar cualquier rincón de la mansión Hyuga para dar rienda suelta a sus deseos carnales, cuando Hiashi llega a verla cerca de ellos no dudaba en darle un golpe sin medir fuerza alguna sobre el pequeño cuerpo de su hija.

Todos los malos tratos hicieron que aquella tierna y dulce niña creciera con una personalidad retraída, pasiva y tímida, al cumplir los ocho años presenciaría un acto todavía más abominable.

Una tarde como todas después de ser recogida por el chofer de la escuela Hinata ingreso a su casa, mientras caminaba por el recibidor escucho un leve quejido, algo en su cuerpo la hizo ponerse alerta, pensó que quizás su padre se encontraría de nuevo con Samui por lo que decidió ignorarlo pues no quería recibir una golpiza (no de nuevo), pero al dar un segundo paso volvió a oír ese sonido con más fuerza, solo que esta vez acompañado de agonía y desesperación.

Algo no estaba bien, coloco su mochila en el suelo para caminar hacia el despacho de su padre, al acercarse noto que la puerta estaba abierta. Con lentitud la empujo entrando a ese espacio al que se le prohibió en más de una ocasión ingresar.

Una vez ahí su cuerpo se paralizo, miro a Samui en el suelo escupiendo sangre mientras se retorcía, tenía sogas en las manos y en los pies que la apretaban impidiéndole moverse con libertad, Samui movió la cabeza solo entonces la miro, Hinata perdió el aire cuando sus ojos se conectaron con los de ella.

Las pupilas de Samui parecían iluminarse en medio de sus lágrimas intento decir algo pero solo salía sangre de su boca, Hinata desvió la mirada al lado de aquella mujer solo para horrorizarse más, justo al lado de Samui había un trozo de carne, que no era nada más que su lengua.

En ese preciso instante se escucharon pasos, Hinata se movió automáticamente hasta el escritorio para ocultarse, por una pequeña abertura pudo confirmar que el autor de tan atroz acto había sido su propio padre, se quedo ahí todo el tiempo en el que Hiashi maldijo, golpeo, torturo y degolló a su amante, parecía tener un odio como ningún otro, al parecer tener muerta a su amante no era suficiente, tomo un martillo para golpear el cadáver hasta quedar satisfecho, evidentemente estaba borracho y no paraba de beber, Hinata permaneció ahí en total silencio, observo cada acción que su padre hacía, extrañamente el sentimiento de miedo parecía mezclarse con algo más... , mordió su mano en varias ocasiones intentando no hacer ruido cuando sus nervios parecían fallarle.

En el momento en el que su padre salió del despacho, Hinata salió de su escondite para huir de ahí, en ese estado sería capaz de hacerle algo a ella, se asombró al ver lo que quedaba de esa hermosa mujer ya que estaba irreconocible, camino en silencio por el recibidor hasta llegar a la puerta, al tomar el picaporte sintió a alguien seguirle los pasos, era su padre, quien la miraba desde el otro lado.

Corrió por el jardín mientras escuchaba la voz de su padre gritarle, era consciente de lo que le haría cuando la atrapara por lo que no se dio el lujo de mirar hacia atrás, corrió con todo lo que tenía hasta llegar al portón principal donde no dudo en pedir ayuda a los vigilantes de guardia, quienes la verla en ese estado no dudaron en resguardarla.

—Atrás señor -dijo uno de los guardias colocando a Hinata atrás de ellos, no era un secreto que aquella niña era maltratada por sus padres, pero al ver al señor Hiashi lleno de sangre creyeron que esta vez se había pasado.

—¡A caso saben lo que están diciendo! ¡Gatos! ¡Trabajan para mi! ¡Soy su puto amo! -esas palabras los hizo tambalearse, sabían del poder y las influencias del señor Hyuga, si él quería podría hundirlo, ellos no eran nada contra él. Por sus mentes paso entregar a la niña y hacer como sin nada pero la voz de la niña...

—Esta vez me va a matar...Ayudenme... por favor...-

LYCORIS ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora