Cuando el amor obsesivo se dispara,
nada parece detenerlo. El sentido
común, la farmacoterapia,
la terapia electroconpulsiva, los médium,
la regresión y la hipnosis fracasan
al unísono. Ni magia ni terapia.
La adicción afectiva
es el peor de...
—Feliz cumpleaños...Hinata.-dijo frente a un espejo mientras soplaba la vela que había colocado en un muffin improvisando un pastel, una vez apagada la vela se dispuso a comerlo, no era como si le agradara festejar su cumpleaños, ella lo veía más como festejar la infelicidad de sus progenitores pues era lo único que podía darles, ya con quince años no tenía el mínimo interés por nada, todo lo que hacía era por simple actuar, vivir por vivir, no esperaba recibir elogios y menos atenciones por las buenas notas, su madre se había encargado de borrarle cualquier sentimiento de amor propio.
...
El timbre sonó y con eso las puertas se abrieron, los pasos de los múltiples estudiantes comenzaron a llenar aquel espacio, se movían por los pasillos con gran ímpetu, llegaba la hora del partido más esperado de la jornada, el equipo de su preparatoria había calificado para las finales y había sido sede para ese momento tan esperado, Hinata comenzó a guardar sus libros con una paciencia admirable, no tenía mucha prisa a pesar de que tenía que asistir al juego aunque no por gusto propio, en un momento de distracción había aceptado ayudar a una compañera suya, durante el partido debía relevarla con la bandera de la escuela, ni siquiera sabía porque aquella chica se le había acercado, quizás fue porque al igual que ella también era tratada como una rara, una nerd.
Aun así, Hinata quien no había ayudado a nadie hasta el momento, había decidido cumplir con la promesa de estar ahí, camino por las gradas escuchando la euforia de todos los presentes, el juego habían iniciado y las porras no paraban, entre tanta bulla no tardo en ubicar a Shiho, después de un largo tiempo la relevo para que fuera al baño, Hinata permaneció de pie al lado de la cancha sosteniendo el escudo de su escuela mientras miraba hacia el frente como mero robot ya que el juego no parecía ser lo suficientemente atrayente, el equipo de futbol americano de su escuela era excepcional pero los retadores lo era aún más ya tenía ventaja desde el primer tiempo, un balón voló pasando muy cerca de su cabeza haciendo que su cabello se moviera a pesar de ser corto, la velocidad del balón era muy rápida, unos centímetros más y sin duda habría sido fatal pero ella ni se inmutó, seguía en la misma posición como sin nada.
—Qué suerte tienes, un poco más y no la cuentas. -dijo Utakata, su compañero de clase, era el típico chico agradable a la vista, pero hueco de la cabeza, él le dedico una sonrisa, de esas que usaba para hacer suspirar a más de una sin tener efecto en ella. No sabía por qué seguía intentándolo con ella si parecía inútil, movió los hombros con indiferencia para colocarse el casco e incorporarse al juego, Hinata se quedó el tiempo restante, Shiho no volvió, al concluir el juego se giró para simplemente irse, al hacerlo choco con un joven de la escuela contraria.
—Oh lo siento, perdón, estoy tan feliz por el triunfo que no te vi de verás ¿Te lastime? -aquel chico aún tenía el casco puesto, ella no le contesto solo paso de lado ignorándolo, aquella acción no pasó desapercibida por aquel chico, ni siquiera lo había mirado.
—Oye Dobe nos llaman ¿Qué pasa?
—Nada Sasuke, es solo que c-creo que lastime a esa niña...
—¿Qué niña?
—Olvídalo, creo que no, vamos.
Hinata camino por el pasillo hasta su casillero, tenía que recoger un libro para leerlo en casa, al llegar a la salida vio a Shiho quien caminaba con lentitud mientras temblaba tratando de sostener el llanto, al tenerla enfrente supo el motivo el cual no volvió al campo, tenía el cuerpo cubierto de un líquido espeso color rosa y restos de comida, al parecer a algunas personas les pareció bien jugarle una broma, una pesada broma, cuando Shiho vio a Hinata no soporto más y se soltó a llorar.
Después de esa tarde por alguna extraña razón Shiho no se separaba de Hinata, era como si quisiera tener una especie de conexión con ella, Shiho lo llamaba amistad, a Hinata le daba igual, nunca antes había tenido a una persona que se le pagara así, simplemente lo dejo pasar.
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Shiho siempre llenaba el incómodo silencio entre ellas aun cuando Hinata no le respondía en lo absoluto, hablaba mucho de las cosas que quería hacer en el futuro, en una ocasión le conto que alguien de la escuela la había invitado a salir pero que tenía que ser un secreto, eso era nuevo, eran comúnmente molestadas, aunque las bromas pesadas hacia Shiho habían disminuido cuando comenzó a juntarse a Hinata, cosa que Shiho agradecía.
Una tarde después de clases Hinata recibió un regalo por parte de Shiho, una pequeña pulsera tejida a mano, ciertamente eso la sorprendió, no había recibido nada que no fuera de su abuela, por primera vez en su vida sintió un cálido sentimiento. En los siguientes días ir a la escuela se sintió bien.
—¿Cómo me veo? -pregunto entusiasmada
—Bien -respondió Hinata como siempre no había un gramo de emoción en su voz, Shiho sonrió con emoción, sabía que Hinata no era muy expresiva aun así sabía que hacia un esfuerzo por ella, identificaba cuando era sincera.
—No sé a dónde me llevara, pero me pidió que me vistiera lo más linda posible.
—¿Y cuándo saldrá a la luz tu relación con ese chico? Digo, si dices que es de la escuela espero que pronto se deje de esas estupideces de ocultarse, no me gusta eso, si se supone que le gustas por qué ocultarlo.
—Ya te dije que es tímido, pero tranquila será pronto.
—Eso espero.
—Me voy, deséame suerte, mucha suerte.
—¿Para qué quieres suerte? -Shiho la miro con los ojos aguados. —Es broma. Suerte. - eso la hizo cambiar, se acercó abrazándola de imprevisto, aquello desubico a Hinata totalmente.
¿Cuándo había sido su último abrazo?
Shiho se alejó con una risa nerviosa mientras comenzaba a caminar hacia la salida.
—Oye -dijo Hinata.
—¿Si? -Hinata la miro en silencio.
—Nada, solo...cuídate quieres -Shiho soltó una risa suave, la había sorprendido, eso hizo que las mejillas de Hinata se sonrojan por primera vez en mucho tiempo.