Se miró en el espejo mientras cogía sus vitaminas, tenía que cuidar su alimentación si no quería que su historial académico se viera involucrado, lo último que necesitaba eran inasistencias con notas médicas, reanudo la tutoría para demostrar su buena salud, la reciente tutoría había sido en un café en el tercer piso de una plaza, había intentado empujarlo por la barda, no conto que él tenía los pies firmes además de un cuerpo fuerte, no era nada en comparación con él.
Esa misma tarde en la puerta de su departamento noto un paquete, leyó la ficha de información extrañándose que fuera para ella, al abrirlo se disgustó, los siguientes días fueron iguales, cada día aparecía una rosa y una nota.
Espero que tengas un increíble día. Con cariño tu A.S.
Te deseo el mejor inicio de semana. Atentamente tu A.S.
Los mensajes iban variando, algunos se limitaban a un saludo casual, mientras otros parecían ser notas amistosas muy cercanas, fuera quien fuera había provocado un sentimiento contrario al deseado, cada vez que llegaba un paquete no dudada en quemarlo o simplemente tirarlo a la basura, estaba cansada de recibir esos supuestos regalos que lejos de alegrarla solo la ponían de mal humor.
—¿Qué tanto me miras? –dijo con un evidente tono de fastidio.
—Nada, es solo que te veo...algo estresada. ¿Todo bien? –estaban en la biblioteca por más de dos horas y media.
—Quieres limitarte a mirar el texto, concentrarte en el tema que marque.-expreso frunciendo el ceño.
—Lo siento, es solo que pensé que estarías de buen humor
—¿Por qué lo estaría? –no estaba de buen humor. —Contesta ¿Por qué debería de estar feliz?
Él podía sentir la intensidad de su mirada por lo que no hizo más que encogerse en su lugar.
—B-bueno porque no falta mucho para que inicien los exámenes, eso quiere decir que las vacaciones estarán a la vuelta de la esquina, eso es genial ¿No?
Hinata reanudo su lectura ignorándolo completamente mientras el suspiro aliviado.
—Estaré feliz una vez que salga de esta maldita escuela. –no sonaba a alguien que estuviera en el cuadro de honor.
Cada día se sentía más intrigado, sus amigos insinuaban que le gustaba, el no hacía nada más que negar, era verdad que Hinata tenía lo suyo, no era fea, de hecho era bastante guapa, lo que le restaba atractivo era su humor, y el que ocultara sus bellos ojos de vez en cuando o mejor dicho casi siempre.
Al llegar la noche se ofreció a acompañarla, le sorprendió que aceptara, mientras caminaban juntos, ella le ofreció una botella de jugo lo que hizo que se alegrara, para el significaba mucho, considero que aquella acción era un avance.
—Muchas gracias Hinata, moría de sed.- con una sonrisa en el rostro tomo la botella, ella lo miro expectante, justo cuando iba a beber se tropezó con la banqueta quedando tendido en el suelo con todo y mochila.
La gente que estaba cerca se rio, miro a Hinata esperanzado de haberle sacado una sonrisa, pero en su rostro había decepción y molestia, sin siquiera decir nada se marchó. Considero que quizás sintió vergüenza o pena ajena y por eso se fue, se incorporó para sacudirse el polvo mirando el jugo regado en el suelo.
Decidió ir a verla, compro algunos jugos y con ellos emprendió el camino a su departamento, en el edificio se encontró con una señora, solo se limitó a saludarla y pasar de largo.
Frente a la puerta se debatía entre tocar o irse, se quedó en silencio intentando oírla para saber si estaba o no, todo estaba en absoluto silencio, decidió tocar pero no le abrió, sin más decidió irse no sin antes dejar una nota debajo de la puerta, pensó que era mejor así.

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LYCORIS O
TerrorCuando el amor obsesivo se dispara, nada parece detenerlo. El sentido común, la farmacoterapia, la terapia electroconpulsiva, los médium, la regresión y la hipnosis fracasan al unísono. Ni magia ni terapia. La adicción afectiva es el peor de...