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Un largo suspiro acompaño el sonido del casillero al abrirlo, era otro día y con ello una nueva asignación, había fingido estar bien cuando sus compañeros y compañeras se acercaban, lo cierto era que tenía un miedo atroz, tener que estar al pendiente de Hinata Hyuga no le hizo nada bien, ni siquiera al saber que la doctora Tsunade estaría con ella.

—¿Todo bien Rin?

—¡Si! Si, todo bien, ¿Por qué?

—Te veo pálida, es por la que apenas llego ¿Cierto? tranquila, eres una de las mejores enfermeras de este lugar, estarás bien, por algo te eligieron.

Esas palabras no la reconfortaron, sin embargo era demasiado terca y orgullosa para renunciar, se quedó meditando arduamente hasta que el doctor Ebisu la llamo.

—Muchas gracias por estar aquí. Comandantes, como ven tenemos personal calificado, no es la primera persona que nos llega con este diagnóstico, tenemos una amplia lista de buenas referencias, ella es la doctora Tsunade Setsu y ellas las enfermeras que asistirán a...

—Doctor, como sabe el tribunal dio la orden directa de que fuera trasladada a esta clínica mental con el personal que usted seleccione, sin embargo nos atrevimos a mandarle al juez una petición para que sea el doctor Namikaze quien este a cargo de la convicta.

—Si, estoy enterado, sin embargo le recuerdo señor, señores, que su obligación es seguir las normas, por lo escrito en este informe, por cierto, escrito por el mismo doctor Namikaze, la paciente, presenta un alto índice de agresión hacia varones, por lo que se considera viable tener a mujeres como vinculo de interacción.

—Sabemos todo eso. Mire, su personal estará al cuidado y atención hasta el parto, requerimos que mantenga pautas estrictas, no generar vínculo alguno hacia la señorita Hyuga para que esta pueda ser tratada posteriormente por el doctor Menma.

—Contamos con una ética intachable, ese comentario esta por demás, si el juez nos dice que nos hagamos aun lado, no tengo objeción.

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El suspiro de Kurotsuchi le indico a Rin que era su turno, ella asintió extendiéndole un café, eran las ocho de la mañana en punto, ese día era soleado como el anterior. En efecto, un hermoso día.

—¿Tuviste algún problema? ¿Se porto bien? –pregunto Rin, acomodándose su cofia.

—Ya sabes que no da problemas, solo se pone intranquila cuando viene su madre y esos abogados, no sé por qué el director no le restringe la entrada. –expreso Kurotsuchi cambiándose.

—Ya vez, bueno nos vemos, conduce con cuidado. –Rin se dirigió hacia la sala de enfermeras a recoger su carpeta, leyó el informe de su compañera, tomo su equipo y avanzo a la habitación al fondo del primer pasillo.

Cuando abrió la puerta sonrió al ver a la mujer sentada en su cama mirando hacia la ventana.

—Buenos días ¿Cómo amaneciste? –se acercó sacando su pulsioxímetro. —Haber, déjame tomarte el pulso, luego te voy a pesar, ¿Está bien?

—Rin ¿Hoy también poder salir a afuera?

—Aun no lo sé, vamos a esperar a la doctora Tsunade, a ver que nos dice. -Hinata permaneció callada dejándose guiar a la báscula, pasados unos minutos la doctora llego junto con el desayuno.

Rin correspondió a la sonrisa que Hinata le extendió, ya habían pasado cinco meses desde que había llegado, en un principio tanto ella como sus compañeros estaban aterrorizados, estaban informados de todo lo que había hecho, habían temido por su vida, hubo quienes quisieron renunciar, a afortunadamente el director del hospital intervino llenándolos de palabras motivadoras.

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